Carta de Sergio García, director de Soria Noticias.
Dice Juan Carlos Iragorri, uno de esos unicornios que de vez en cuando aparecen por Soria y cuya entrevista puedes leer en nuestro periódico en papel, que en España el deporte nacional es protestar. Tengo para mí que, si hubiera un campeonato nacional de protestones, a buen seguro el podium lo coparían sorianos del más diverso pelaje. También habla de la necesidad de construir una Soria más abierta y emprendedora. Si a eso le sumamos las maniobras de los 4 gerifaltes que manejan esta provincia desde hace 50 años, obtenemos la fórmula para dejar un territorio en los huesos.
El último ejemplo de esos sorianos protestones que, a buen seguro, estarían en la élite, lo tenemos en relación al ruido que genera la incipiente actividad en el aeródromo de Garray. Entre las múltiples iniciativas que habían puesto sus ojos en las instalaciones estaba la primera escuela internacional de vuelo acrobático de Europa. El proyecto, liderado por Airpull, ya ha traído al campeón del mundo de la disciplina, Romain Fhal, en varias ocasiones a entrenar a Soria. Resulta que las prácticas de vuelo de estos acróbatas del aire hacen ruido y molestan a los vecinos de la zona, en especial a los de Tardesillas. Uno puede entender que resulta molesto estar en tu casa de un pueblo de 50 habitantes y que una avioneta te despierte de la siesta, pero pasar de eso a recoger firmas y tratar de cargarte el proyecto debe darte plaza fija en el mundial de protestones.
Desde luego no es el único proyecto que tiene que remar contracorriente para instalarse en Soria, porque todos queremos que vengan empresas y negocios a la provincia, pero lejos de nuestro pueblo, por si acaso. Mejor no hablar de los contrastantes ataques que recibe la futura (o no) granja intensiva de vacuno de Noviercas. Macrogranja lo llaman en nueva batalla lingüística perdida. Es normal, a (casi) todos nos gusta comer un chuletón, pero a nadie oler mierda. En lugar de plantearnos cómo hacer una granja sostenible, mejor torpedear el proyecto.
A colación de estas noticias me escribían sendos amigos para informarme de otros candidatos a protestones del año. Unos, por los molinos en Tierras Altas. “madrileños que van 15 días al año y no quieren ni una molestia”, me dicen. Los otros, en la comarca de Gómara, molestos por los cables de tensión que traerá una central solar y que “les joden el paisaje”. Soria cuenta con una larga tradición de protestones. Por no remontarme más atrás, recuerdo toda la oposición que generó la cárcel, sí, esa que hoy todos exigimos que se abra ya.
Atraer población es la manera más rápida, efectiva y sostenible de lograr esas cosas por las que Soria lleva años peleando, desde las autovías a la radioterapia. Y la población, nos guste o no, se fija con el empleo, no con frontones. Ni siquiera con aire limpio. Porque por muy buena que sea la calidad de vida, nadie vivirá allí donde no tiene con que garantizarse el pan que llevarse a la boca.