La Dirección General de Salud Pública establece como aptas tres en el pantano y una en San Esteban de Gormaz.
La Junta de Castilla y León, a través de la Dirección General de Salud Pública, ha actualizado el mapa de zonas de aguas aptas para el baño de cara al periodo estival, de las cuales tres se hallan en el embalse de La Cuerda del Pozo y una en San Esteban de Gormaz.
Las áreas se corresponden, en el pantano, a Cidones, Vinuesa y Pinar Grande (esta última perteneciente al Ayuntamiento de Soria y a la Mancomunidad de los 150 pueblos) y al Duero a su paso por San Esteban de Gormaz.
De igual modo, la Junta ha hecho públicas las directrices higiénico-sanitarias para estas zonas en las que se establece el periodo del 15 de junio al 15 de septiembre para la práctica del baño. Unas pautas que han sido adoptadas según Acuerdo 46/2021, de 6 de mayo, por el que se actualizan los niveles de alerta sanitaria y el Plan de Medidas de Prevención y Control para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por la COVID-19.
Según las directrices una vía de transmisión es la derivada de la presencia del virus en aguas residuales que puedan llegar a masas de agua de baño y también la supervivencia del virus proveniente de los bañistas en aguas, arenas y superficies limítrofes.
Según el documento, las investigaciones sugieren que los coronavirus son sensibles a los procesos de tratamiento de aguas residuales. Por tanto, estos procesos de tratamiento probablemente brinden una protección adecuada contra los coronavirus. De acuerdo con la información disponible, el virus se excreta en grandes cantidades en heces, aunque existe todavía relativamente escasa evidencia sobre su infectividad. Del mismo modo, teniendo en cuenta los datos científicos de los que se dispone, cabe esperar que la transmisión fecal-oral del COVID-19 sea mucho menor que la asociada a los aerosoles y a las microgotas o gotas de saliva aspiradas directamente, o adquiridas indirectamente a través del contacto con superficies del entorno inmediato o con objetos utilizados por personas infectadas.
Hasta el momento, -continúa el informe- no existen estudios publicados sobre la persistencia del virus SARS-CoV-2 en suelos naturales, por lo que no hay evidencias científicas sobre la vida media del virus que pueda ser relacionada con los suelos en los entornos de playas y riberas.
Las aguas residuales son sometidas a una serie de procesos unitarios de tratamiento en los que es probable que el virus se inactive significativamente más rápido que otros virus entéricos humanos sin envoltura con transmisión conocida por agua (como adenovirus, norovirus, rotavirus y hepatitis A). "Pero el riesgo de exposición al SARS-CoV-2 en las aguas de baño podría aumentar por la contaminación del agua bruta por dichas aguas residuales sin depurar, por ejemplo tras lluvias o tormentas intensas, escorrentías, etc.".
También queda reflejado que la Organización Mundial de la Salud recientemente señaló que el riesgo debido al COVID-19 en el baño recreativo se relaciona más con la distancia física entre personas y menos con el virus en el agua. "Actualmente la calidad sanitaria del agua de baño y por tanto los riesgos para la salud humana asociada al baño, se evalúan con la determinación de dos bacterias indicadoras de contaminación fecal (E. coli y enterococo)".
En este sentido, en el texto se expone que si existe contaminación fecal, la presencia de estas bacterias lo indicaría, por lo que no serían necesarias determinaciones adicionales por motivo del SARS-CoV-2.
El documento puede ser consultado en el archivo adjunto así como también el listado de las zonas de baño en toda la región.