Tierras Altas lucha por perpetuar la trashumancia como seña de identidad propia

Tierras Altas de Soria es una demarcación soriana que ha vivido del mundo de la lana, del pastoreo y la trashumancia desde siempre. No hay familia que no haya tenido a un pastor trashumante en su árbol genealógico. Hombres que salían con los primeros fríos hacia tierras más al sur como Castilla La Mancha, Extremadura o Andalucía en busca de mejores pastos para el ganado y que, con los primeros calores del verano, regresaban a sus pueblos de origen con sus familias. El mundo del pastor está tan arraigado en estas tierras que aún se conservan sus grandes tradiciones como la elaboración de quesos, hilados, esquileo, vareo de lana, o la gastronomía como las migas o las calderetas.

A pesar de la COVID-19, la trashumancia no ha cesado y, estos dos años, los pastores dedicados a esta actividad continúan con su labor trasladando sus rebaños a tierras más cálidas del sur cuando ha llegado el crudo invierno. Ahora, son fechas de vuelta, llega el momento de regresar a sus comarcas de origen.

Pero en Tierras Altas hay un problema que preocupa y es que la trashumancia se está extinguiendo. Como sucede en todo el país, quedan pocos pastores trashumantes que sigan con este trabajo, duro y sacrificado. En esta comarca soriana solo quedan dos rebaños de este tipo activos, de más de 3.400 cabezas ovinas entre los dos hatajos, que siguen pasando los veranos en sus tierras de frescos pastos de Tierras Altas de Soria y los inviernos en las dehesas y tierras de Sierra Morena, sean en Andalucía o en Castilla La Mancha. Pastores a punto de jubilarse que ven cómo la profesión se va a perder y que claman por buscar un relevo generacional para el pastoreo trashumante y unas políticas activas que apuesten por continuar esta profesión.

La trashumancia es importante y si desaparece se pierde uno de los patrimonios culturales más tradicionales con los que cuenta Castilla y León. Pero también conlleva problemas medioambientales. Los ecosistemas por donde pasan los rebaños trashumantes, como las Cañadas Reales y vías pecuarias, así como los campos, donde ahora pastan estos rebaños, podrían quedar olvidados y abandonados lo que incrementa la posibilidad de proliferación de incendios y la pérdida de una biodiversidad natural e insustituible. Incluso, desde el punto de vista social fijan población en estas pequeñas comarcas que luchan con todas sus fuerzas por la acuciada pandemia de la despoblación.

Tierras Altas de Soria quiere luchar por la supervivencia de este oficio, que no se pierda y que la sociedad no lo olvide. Desde actividades lúdicas, culturales, turísticas y etnográficas, como 'Somos Trashumantes', que llevan dos años paradas por la crisis del COVID-19 y que quieren volver a poner en marcha en breve hasta becas, ayudas para la digitalización y la aplicación de nuevas tecnologías a esta profesión que contribuya a modernizarla y a que poco a poco vayan creciendo nuevos rebaños de pastores trashumantes.

Los pueblos de la Mesta y de la trashumancia de Tierras Altas de Soria quieren seguir manteniendo esta tradición de la lana, las ovejas y el trasiego de ganados, tan importante para desarrollo de esta zona y lucharán para no muera en el olvido.