El delegado del Colegio de Árbitros de Soria, Óscar Miguel Sevillano, explica el buen momento que vive el arbitraje en la provincia, las dificultades que atañe el puesto y la importancia del aspecto psicológico.
El Colegio de Árbitros de Soria afronta un momento único en su historia. 40 árbitros y un asistente en 2º División, Javier Garrido, demuestran la calidad de los colegiados sorianos en los últimos años.
Al frente de este colectivo se encuentra su delegado, Óscar Miguel Sevillano. Él es el encargado de hacer las designaciones cada fin de semana en el fútbol provincial, solucionar problemas y hablar con los árbitros. Además, Sevillano tiene una función fundamental a la hora de formar nuevos colegiados, enseñando a realizar actas y explicando conceptos.
Además de ser el delegado del Colegio Soriano, Óscar Miguel Sevillano también ejerce las funciones de informador en Tercera y Regional Preferente (en el pasado trabajó en 2ºB). En esa faceta debe puntuar las actuaciones de los árbitros castellanos y leoneses. A lo largo de su trayectoria, ha calificado a árbitros como De La Fuente Ramos, actualmente en 2º División.
La parte “negativa” de su trabajo llega cuando tiene que sancionar a alguno de los colegiados por una mala actuación. En ese sentido, Sevillano explica que, aunque “es duro decirle a alguien que va a estar 15 días sin arbitrar”, esa persona se lo tiene que tomar como “un tiempo para reflexionar y no repetir errores”.
En este escenario es necesaria una personalidad fuerte para tomar ciertas decisiones. “En el mundo del fútbol el árbitro es el malo y en el mundo del arbitraje el informador es el malo también”, indica Sevillano.
Esta perspectiva que se tiene sobre los árbitros impide que muchos jóvenes decidan dar el paso hacia el mundo del silbato. En cambio, el delegado del Colegio soriano afirma que esta profesión “es una manera muy bonita de seguir ligado al mundo del fútbol”. “Yo era un jugador frustrado, pero gracias al arbitraje puedo seguir relacionado con lo que me gusta”, sentencia Sevillano.
Otro de los inconvenientes que tiene la gente para ser árbitro es la presión popular. Insultos, amenazas o incluso agresiones son alguna de las sorpresas que se encuentra un colegiado de vez en cuando.
En ese sentido, Sevillano expresa la sinceridad de la profesión: “Fallamos sin intencionalidad al igual que lo hace un delantero o un portero. Cuando era joven me iba a casa llorando y disgustado porque no entendía lo que pasaba, algún entrenador saltó a agredirme por mis decisiones”.
A pesar de todas las adversidades, desde el Colegio de Árbitros de Soria se hace una labor encomiable en la búsqueda y formación de nuevos colegiados.
Durante el mes de septiembre se lanza una campaña con el objetivo de incorporar a jóvenes promesas al mundo del arbitraje. En el proceso de formación, la institución intenta además, ayudarles a crecer como personas: “Para mí conseguir que los árbitros sorianos lleguen a categorías profesionales es un sueño. Aunque lo que más valoro es que sean personas antes que colegiados”, afirma Sevillano.
Para continuar con ese trabajo, representantes del Colegio visitarán en septiembre varios centros educativos. Respecto a esa situación, el delegado presume de la gran familia que se ha formado desde el colectivo, yendo más allá de los aspectos profesionales. Charlas personalizadas, meriendas o momentos únicos hacen que el conjunto arbitral soriano sea una gran familia.
Para seguir aumentando esa unión, Sevillano lanza un mensaje: “Ánimo a todos a probar un año. Si lo hacen no se arrepentirán. En el caso de que no les gustase, les daría la gracias por su labor y no tendrían ningún problema para marcharse”.
El poder aumentar el número de colegiados es uno de los objetivos del Colegio. Actualmente, un árbitro soriano pita entre 1 y 2 partidos el fin de semana, por lo que la meta es conseguir que los jóvenes solo tengan que arbitrar un encuentro para evitar “que se saturen”.
Ese respeto y empatía con los que están empezado deriva de los inicios de Óscar Miguel en el mundo del arbitraje. En 1995, Sevillano decidió apuntarse a una campaña de árbitros y 26 años después se ha convertido en una referencia de la provincia. Con experiencia en fútbol base, provincial, Regional Preferente, Tercera y en 2º B como asistente, el historial del actual delegado es bastante amplio.
La diferencia entre las categorías es algo abismal. Mientras que, en el fútbol provincial, los colegiados arbitran solos, en Preferente ya empiezan a contar con asistentes. “Según vas subiendo de categoría el fútbol es más rápido y tú tienes que ser también más veloz. Tenemos que tener una preparación física idéntica a la de los jugadores”, expone Sevillano.
De entre todos los encuentros, el delegado del Colegio soriano se queda con 2. Un amistoso Numancia vs Norma y un Piqueras vs Real Sociedad. Sevillano tuvo el lujo de arbitrar estos partidos por su buen nivel a lo largo de la temporada.
Simpatizante del Numancia y enamorado de la Real Sociedad, estos dos partidos permitieron a Óscar Miguel vivir una experiencia que nunca olvidará. Ahora con su cargo en el Colegio, el delegado soriano pretende que otros jóvenes sorianos puedan cumplir el sueño de arbitrar, por ejemplo, un Numancia vs Atlético de Madrid este verano.
Sevillano selecciona a los árbitros provinciales que mejor han pitado durante esta temporada para ser los encargados de mediar en los partidos amistosos de equipos profesionales que se disputan en la provincia.
El mundo del arbitraje en Soria tiene sus pros y sus contras. El que todo el mundo se conozca puede perjudicar por un mal partido, pero también estas dimensiones de ciudad permiten que la relación del Colegio de Árbitros sea auténticamente familiar.
Con un trabajo bien hecho y la satisfacción de haber sido sincero en todo momento, Óscar Miguel Sevillano intentará que el número de árbitros siga creciendo en la provincia y que poco a poco se pueda conseguir su sueño: tener un colegiado soriano en Primera División.