Comienza el derribo de un edificio de 121 años. Volverá a ser levantado en los mismos términos estéticos que lucía hasta ahora.
Uno de los edificios que guardaba la solera soriana de los albores del siglo XX, donde se ubicó durante medio siglo el comercio Calzados Alaska, en la calle Numancia, está siendo derribado ya, toda vez que se completase el cerramiento en la calzada.
Según han señalado fuentes de los propietarios del inmueble, la demolición estaba prevista hace casi dos años, si bien, como tantas otras cosas, el coronavirus se ha encargado de retrasar. Ahora, ya cercada su fachada, siguen adelante las labores, que están llevándose a mano, comúnmente a 'golpe de piqueta', ya que la calle no permite maquinaria pesada como en otras vías donde sí es posible maniobrar.
Ignacio Soria, propietario, ha explicado que el edificio data de 1900, como así lo atestigua el catastro de urbana. Una construcción sencilla, sobria, en una de las calles de la ciudad que siempre mantuvo el espíritu comercial, aunque el negocio cerró hace escasos años.
Ahora, las indicaciones urbanísticas obligan a reproducir en los mismos términos tanto la fachada como las alturas, que son dos, junto al desván y al bajo comercial. El dueño también ha significado que en las prescripciones técnicas, tanto de Patrimonio como del Ayuntamiento, se dictamina que han de ser conservados los dos balcones de forja, que ya se hallan almacenados para su restauración antes de ser instalados nuevamente. Decir también que esta edificación, al igual que otras con las que compartía calle, tenía un pozo en el patio interior, ya que el subsuelo de la zona alberga vías subterráneas que surtían del líquido elemento a los moradores de hace más de un siglo. El manantial, al dejar de ser utilizado, fue tapado en los años 60 del XX.
Ignacio Soria, que también es miembro de la comisión municipal de Urbanismo, ha expuesto que la catalogación del inmueble fue revisada en 1994, aplicándose una protección especial, algo que no se hizo con anterioridad con otros edificios adyacentes, que fueron derribados, aunque con previsiones distintas a las de ahora. Se levantaron más alturas y las fachadas fueron construidas según la moda constructora de aquel entonces.
Con todo, el propietario se ha mostrado optimista con el proceso en aras también de "revitalizar el comercio" en una de las calles que fue, y sigue siendo, una de las referencias de la actividad en la capital soriana.