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Quince años en Camerún: "El hombre es el mismo en todos los sitios, tiene las mismas necesidades"

Quince años en Camerún: "El hombre es el mismo en todos los sitios, tiene las mismas necesidades"

Actualizado 01/08/2021 09:02

Al sacerdote de Aldealafuente, José Emilio Almajano García, el deseo del corazón le llevó a dejar la diócesis soriana para ir a Camerún, en busca de una experiencia vital diferente, que le impulsaba a ayudar a personas más desavorecidas, a realizar una tarea misionera. Han pasado 15 años y sigue en ese país africano, al frente de una parroquia y una escuela.

Después de estar en las parroquias de San Pedro Manrique, Noviercas o Borobia, José Emiliano Almajano García decidió marcharse a Camerún, cambiando sus tareas diocesanas en la provincia de Soria por otras en una diócesis del norte de Camerún. En este país africano ya lleva 15 años, y el pasado jueves contó su experiencia en una conferencia organizada por Manos Unida, en el Casino de Soria.

Fue un deseo del corazón el que le llevó a marcharse a África, según cuenta a Soria Noticias, para ayudar a las personas más desfavorecidas a mejorar sus condiciones de vida. Era una idea que le venía rondando, así que aprovechando que, en un retiro espiritual, conoció a dos misioneros espiritanos, estableció los contactos necesarios y se fue Camerún, porque así surgió la oportunidad, y porque quería un país francófono (el idioma que habia estudiado era el francés)

Lleva tres destinos diferentes. En el primero, fue el responsable de un parroquia de un barrio de unos 80.00 habitantes, en una ciudad del norte de Camerun, donde también tuvo responsabilidades en la diócesis que le correspondía como delegado de familia y como arcipreste. Las tareas pastorales se complementaban con otras más sociales y de dinamización de las comunidades que había.

Luego estuvo en otra zona, de la que marchó por la peligrosidad que entrañaba la presencia cercana de la violenca yihadista radical, a petición del embajador de España en el país afriano; y ahora el misionero soriano se encuentra en el centro del país, en una zona de selva, en una parroquia que tiene la extensión de media provincia de Soria, pero con solo unos 20.000 habitantes., y donde la explotación forestal es importante.

José Emilio Almajano considera que "el hombre, en el fondo, es el mismo en todos los sitios. Los mismos sentimientos y necesidades. Tienen proyectos, miedos, se necesita la amistad, el amor. Somos todos iguales". Lo que cambian, dice, son las circunstancias, las condiciones de vida, que no tienen nada que ver las de Camerún con las de Soria, por ejemplo, son muy diferentes.

"Hay que aprender a mirar. Cuando se llega no se ve nada", explica el misionero, "pero hay posibilidades para trabajar, aunque no se presentan de la misma manera. Cambian los servicios existentes, el clima, los idiomas (además del francés ha tenido que aprender otra leguna propia vehicular). Cambia ver niños en las calles que no van a la escuela, la escala de valores… Es todo un poco diferente".

Las palabras no significan lo mismo que en Soria, indica. Recuerda que cuando oyó hablar de seguridad alimentaria, pensaba que se referían a la trazabilidad de los alimentos, a sus condiciones de producción... Pero no, en Camerún ese concepto tiene que ver con que haya alimentos para comer. "Hace falta un periodo de adaptación, que es necesario. Empaparse de más realismo", remaca José Emilio Almajano.

La religion mayoritaria, aunque no se diga, es la llamada tradicional, que es "muy nebulosa", porque cada etnia tiene su manera de entenderla, y hay 175 lenguas, culturas tradicionales, sin contar con las de los extranjeros. Pero es un referente y da seguridad a los cameruneses, aunque luego esas personas sigan otra religión. Los porcentajes similares entre la religión tradicional, cristianos (sumando todos: católicos, protestantes, evangélicos...) y musulmanes. "Estos se visualizan mucho, porque tienen mucha presencia social, se hacen notar, hacen la llamada a la oración desde los altavoces, y son muy comerciantes".

El actual destino de José Emilio Almajano está en plena selva, en el centro geográfico de Camerún. El salario base es 60 euros en el país, pero gracias a la actividad forestal y aserraderos, en la zona en la que está ese salario base puede incrementarse hasta 10 veces en algunos casos, aunque lo normal es que se doble por dos.

La economía de los feligreses del misionero soriano es de superviviencia, se come de lo que se cultiva. Cuenta que viven con muy pocas cosas, pero que se adaptan bien. Una de sus 'obsesiones' es el teléfono móvil, la comunicación es muy importante. Y dan más valor a la ropa que a la casa, por ejemplo. No hay seguridad social, y los jóvenes que van a la universidad, luego no encuentran 'salidas' para trabajar, lo que genera malestar.

Aunque hay una democracia en Camerún, se trata de una fachada porque hay un partido único, el del presidente que lleva en el cargo más de 30 años, indica Almajano. La influencia del partido es una tela de araña que se extiende por todo el país, a los jefes étnicos tradicionales e incluso a los responsables religiosos, a todos los ámbitos que son referencias sociales.

Junto a la atención de la parroquia, el misionero de Aldealafuente tiene otra responsabilidad, llevar una escuela de 500 chavales, que se encontraba "muy dejada" y que ha tenido que poner "en orden". La escuela le ha absorbido mucho esfuerzo pero está satisfecho, "porque se está haciendo un buen trabajo y los chavales están para aprender..., sin estar muy motivados".

En su mayor parte, los alumnos no tienen acta de nacimiento o es falsa. La consiguen porque es un requisito para poder tener el certificado de estudios primarios. Precisamente, hay campañas para que los padres registren los nacimientos de sus hijos.

La Escuela es de la diócesis, y se mantiene con lo que dan los padres, unos 20 euros al año. El reto de José Emilio ha sido conseguir que la escuela funcione bien, que sirva para dar una formación a los alumnos. Aunque ha recibido ayudas desde Soria, como las dadas por la Delegación provincial de Misiones o por su pueblo de Aldealafuente, el desafío es que el centro escolar sea autosuficiente, para conseguir una estabilidad económica en el futuro, cuando esté al frente un africano que no tenga ayudas desde el exterior.

Trabajo no le falta, y siempre hay proyectos que hacer, como fue la ampliación de cuatro aulas. Ahora quiere hacer dos más, y también quieren poner energía solar en casa, para terminar con los problemas de electricidad. Pero José Emilio Almajano, que el pasado año no pudo venir a Soria por la pandemia (aunque en Camerún la incidencia es muy baja), está en su tierra de vacaciones (donde permanecerá hasta finales de agosto), para estar con su familia y amigos. No ha venido en plan 'recaudador', aclara con risas. Ha venido a disfrutar de Soria. Aunque una ayuda nunca biene mal...

En la charla dada en el Casino contó su experiencia vital, de su adaptación al país, habló de Camerún, de su cultura, de las condiciones de vida de su gente.

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