Encarna Mozas recoge en 'Polvo de Silencio' 25 años de las más realistas imágenes sorianas

Esta mañana se ha presentado en sociedad 'Polvo de Silencio', el último trabajo de la fotógrafa soriana Encarna Mozas. Un libro que recoge 25 años de trabajo a través del sur de la provincia, 325 páginas de "poesía hecha imagen que invita a reflexionar sobre la realidad soriana", según Enrique Rubio, diputado de Cultura.

'Polvo de Silencio' es un trabajo "valiente" que no oculta "la dureza de nuestra realidad", ha explicado Encarna Mozas. Textos de diversos autores acompañan a las instantáneas que, siguiendo un hilo cronológico, ayudan a viajar a través de "efemérides calladas que descubren la idiosincrasia soriana y profundizan en ella para conocer mejor la provincia y aprender a quererla y respetarla", ha remarcado el diputado de Cultura.

Mozas divide la obra en varias partes que ayudan a contextualizar el conjunto. Arranca con 'A puertas abiertas', el reflejo de la situación que atravesó Soria en los años 90. "En esos momentos lo que se vivía era el abandono absoluto, el expolio de nuestros pueblos y la destrucción de la realidad", explica Mozas.

'La estación' sirve para comprobar cómo "con el cierre de las estaciones de tren de la provincia, sucedió lo mismo que con el de los colegios. Se puede observar la repercusión que esto tuvo en el abandono de los núcleos rurales y el escape de sus habitantes".

'Polvo de silencio' supone un cambio respecto al paradigma. Se pasa de lo antropológico a lo puramente descriptivo. "La evolución ha sido el valoral el patrimonio que tenemos. Es cierto que los pueblos que se dejaron entonces ahora no existen, pero se ha recuperado el sentimiento de pertenencia en otros y eso se plasma en las fotografías", continúa Mozas.

Sin fechas, nombres de pueblos ni de protagonistas de las imágenes se entiende que la autora pretende hacer extensivo a toda la provincia lo que ocurre en diversos rincones del sur de la geografía soriana. Una denuncia de lo que pudo ser y no es, un elogio de la belleza en la crudeza, pero, sobre todo, un testigo fiel de situaciones y experiencias que han marcado el carácter de todos.