Entrevistamos al director, guionista y productor que ha elaborado un corto sobre Soria, las 'fake news' y la despoblación.
Pedro Estepa (Madrid, 1985) es un hombre orquesta hecho a partir del material del celuloide. Director, guionista, productor y miembro numerario de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, entre otras cosas. Casi nada. Lleva perteneciendo al gremio desde ‘no nato’ gracias a su abuelo, el actor Emilio Menéndez Martínez, y cuenta a este diario que le debe “su amor por la lectura”, que la pandemia “ha supuesto un duro golpe para el cine español” y que quien considera el cortometraje un arte menor, “ni ama, ni conoce la historia del cine”.
‘Deep Soria’ es una ficción que denuncia las ‘fake news’ y la España Vaciada. ¿Por qué decidís darle el formato de falso documental?
En efecto. Es un cortometraje de cinco minutos con dos temas principales, el de las noticias falsas y el de la España vaciada. Es un falso documental porque estamos ficcionando parte de la realidad. Se trata de un género que imita los códigos utilizados por el cine documental aplicados en una película de ficción. Y este aspecto era perfecto para contar nuestra historia. Un ejemplo de ello, muy conocido, es La guerra de los mundos de Orson Welles. Me gusta jugar con la realidad y mezclarla con aquello que pueda ser falso con el objetivo de crear un cortometraje con ironía y una pizca de crítica como ingredientes principales.
He leído que la idea del documental surge de la manifestación que se celebró el 31 de marzo de 2019, “La revuelta de la España Vaciada”, ¿qué os inspiro en este encuentro para decidir llevar a cabo el corto?
Sí. El punto de partida fue esta manifestación de “La revuelta de la España vaciada”. Cuando me enteré de que se iba a celebrar pensé que debía contar una historia en torno a ella. Desde hacía tiempo, tenía muchas ganas de crear una historia relacionada con Soria ya que es la tierra de mi familia y donde he vivido muy buenos momentos. Así que el detonante fue esta manifestación y, a partir de ahí, pensé qué guion quería escribir. Era un momento que no debía desaprovechar ya que me brindaban una gran oportunidad: una manifestación enorme con miles de figurantes, cortando arterias principales de Madrid, en pleno centro. Y todo ello de forma gratuita. ¿Qué más podía pedir?
Sonsoles Ónega, Quique Peinado y JPelirrojo son algunos de los actores que figuran en el filme, y ninguno tiene vinculación per se con la provincia, ¿cómo perciben ellos desde fuera el tema de la despoblación en Soria?
Es verdad que no les une ningún vínculo con Soria pero conocen perfectamente el problema de la despoblación en la provincia. Son excelentes periodistas y están muy bien informados. Por ejemplo, la presentadora de Equipo de investigación, Glòria Serra, ya conocía esta realidad pero después de participar en Deep Soria dio la casualidad de que uno de los capítulos de su programa (que trataba sobre la calidad de los huevos sorianos), lo grabaron en Soria y a raíz de ello pudo ahondar más en esta problemática.
Según cree Glòria la situación ya se está empezando a revertir en el momento en que Teruel consigue un diputado o cuando un proyecto modesto, como este corto, está consiguiendo tanto eco. Desde el momento en que empieza a haber una preocupación en partidos políticos que ven cómo determinadas provincias se les escapan, que nacen asociaciones que están aglutinando a personas que en el futuro pueden ser votos… Revertir la situación pasa por ser conscientes de ella, tanto los que la sufren como el resto de españoles.
A Quique Peinado le interesa la historia de la España vaciada, conoce la situación de Soria y la existencia de Soria ¡YA! Le preocupa que los partidos nacionales grandes no sean capaces de aportar soluciones a estos territorios. El gran reto del Gobierno es equilibrar el país. Y explica una cosa muy básica y es que si todos los ciudadanos son iguales al menos deberían tener de partida las mismas oportunidades. La gente que no ha nacido en las grandes ciudades no tiene por qué querer o necesitar irse a ellas, al contrario. Me resulta muy triste que no queden opciones.
Para la presentadora de informativos de TVE, Marta Jaumandreu, el fenómeno de la despoblación no es nuevo y sus reivindicaciones tampoco. Falta de infraestructuras, dotaciones, igualdad de oportunidades con respecto a otros territorios… Comenta que el qué hacer se lo deja a los políticos que son los que deben poner remedio y gestión. Son los Gobiernos quienes gestionan los Fondos Europeos y sus repartos, al igual que las partidas de los PGE, quienes ejecutan las infraestructuras e impulsan con sus planes la economía, las inversiones, la sanidad, la cultura…
La periodista de Telemadrid, Rocío Delgado, asegura que conoce la situación soriana y le parece algo sobre lo que las políticas públicas deberían ponerse ya manos a la obra: dando incentivos a las empresas que quieran instalarse allí, mejorar la conectividad de los territorios, no puede ser una odisea conectarse a internet en algunos lugares, campañas de promoción turística… Y asegura que con voluntad se pueden hacer tantas cosas…
¿Cómo ha sido dirigir cinematográficamente a periodistas?
Los protagonistas de 'Deep Soria' son periodistas de largo recorrido profesional. Todos ellos trabajan en televisión por lo que están muy familiarizados con el lenguaje audiovisual. Para mí, dirigirles ha sido un auténtico placer y muy sencillo. Todo ha fluido perfectamente. Simplemente, en Deep Soria han hecho lo que saben hacer, de forma impecable, a diario. Y como director, ha sido una delicia. Nos hemos entendido a la perfección.
¿Cuál es, para ti, la solución a la España vaciada? ¿Y a las ‘fake news’?
Me temo que no existe una solución fácil y que gran parte de este problema se resolvería con voluntad política. Si todavía no se ha atajado es porque realmente no interesa. Creo que si no se toman medidas a medio plazo generará auténticos inconvenientes a los ciudadanos que vivan en lugares poco poblados. El término “España vaciada” se ha puesto de moda y, de unos meses hacia acá, se habla bastante en los medios de comunicación, pero me pregunto si a los políticos les importa de verdad o solo responde a intereses electorales y partidistas.
En cuanto a las noticias falsas tampoco existe una receta para combatirlas y que funcione al cien por cien. Lo que está claro es que los ciudadanos tenemos una gran responsabilidad. Y es que debemos ser lo más exigentes posibles con las fuentes de información. Es decir, tenemos que adoptar una actitud crítica ante la información que nos llega por cualquier canal, no podemos ser sujetos pasivos de datos.
El año pasado entrevistábamos a Javier Sierra y nos comentaba que, desde su punto de vista, una vez se implementase el teletrabajo la gente volvería a los pueblos. ¿Compartes esta perspectiva?
Pues ojalá fuera así porque entonces supondría un cambio de mentalidad en la forma de trabajar imperante hasta hoy y de comprender que en los pueblos puede haber una calidad de vida estupenda. No soy tan optimista como Javier Sierra.
Primero, aunque con la pandemia se haya acelerado la idea del teletrabajo, creo que aún queda mucho para que las empresas implanten este método al cien por cien. Y un segundo paso sería que se instalara la suficiente banda ancha en los pueblos como para que se pudiera trabajar en condiciones óptimas. También pienso que, en el caso hipotético de que estas dos condiciones se hicieran realidad, la mayor parte de las personas no se irían a vivir a los pueblos. Sé que, con la pandemia, ha habido un auge de compras de casas en el ámbito rural; de gente que, hastiada de lo urbano, se marcha a los pueblos pero también hay cierta tendencia a que los que tomaron esa decisión estén regresando a las ciudades y dejando esa casa como segunda vivienda o para disfrutar de sus vacaciones.
Quiero decir que no veo un cambio sustancial en el modo de vida de los ciudadanos. Y esto creo que responde a la propia naturaleza del ser humano que busca la comodidad, lo fácil, lo rápido. Y todo ello, unido a la escasez de servicios básicos en el medio rural como una sanidad pública y de calidad, educación (cada vez hay menos escuelas y colegios), falta de infraestructuras… Esto es precisamente lo que expongo en 'Deep Soria'.
Gracias a este corto habéis ganado un Premio Lobo en el Corterafest, una Mención de Honor en el Bangaloe, el premio a Mejor Director en el MADRIFF y os habéis inscrito en los Premios Goya, también. ¿Hacia dónde va ‘Deep Soria’?
No sé hacia dónde va Deep Soria. Sé cómo comienza un proyecto pero nunca cómo finaliza. Es algo apasionante y, según avanza el tiempo, me da más alegrías. Cualquier premio y selección es más que bienvenido pero lo más importante, para mí, es que pueda proyectarse y que lo disfrute el máximo número de espectadores.
El mayor regalo es ver una sala llena de personas que se ríen o lloran con tu película. Con 'Deep Soria' hemos ganado varios premios y selecciones nacionales e internacionales lo que nos ha permitido inscribirlo en los Premios Goya. Ojalá llegue a estar seleccionado entre los quince cortometrajes que elige la Academia de Cine pero, como académico, sé que es algo bastante complicado. Y más con la calidad de los trabajos de mis compañeros. Así que nosotros seguiremos con la distribución a festivales de cine y organizaremos encuentros donde proyectaremos Deep Soria para, posteriormente, dar paso a coloquios. Disfruto mucho de las charlas posteriores donde tengo la ocasión de hablar con el público y donde me comentan sus opiniones. Estoy seguro de que Deep Soria va a conseguir más premios y de que el mensaje que traslado en este corto va a llegar a muchos rincones. Es el poder del cine y es mi contribución, como cineasta y como ciudadano, para dar visibilidad a un problema real que debería solucionarse. Es mi granito de arena.
Tras varios años dirigiendo largometrajes como ‘Bienvenido Mr. Heston’ o ‘Historia de tres décadas’ (2017) vuelves al cortometraje. ¿Por qué este cambio? ¿Por qué un cortometraje sobre Soria?
Nunca he abandonado el cortometraje. El haber dirigido largometrajes y ahora, otra vez, un cortometraje es porque se trata de un formato que me gusta mucho. En este caso, con “Deep Soria”, porque tenía muchas ganas de contar una historia que tratara sobre Soria. Se presentó el momento y no lo dudé. Está claro que un cortometraje te permite una mayor libertad y creatividad. Se puede arriesgar más que con un largometraje y, por eso, decidí que fuera una película corta.
También existen factores prácticos como, por ejemplo, el tiempo o el presupuesto. En esta etapa de mi vida donde tengo un trabajo al que le dedico todos los días de diario (en el departamento de comunicación de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, donde llevo doce años), y un bebé, además de colaborar en la Plataforma Nuevos Realizadores, en diversos festivales de cine y en la Academia de Cine, de la que soy miembro numerario y miembro de la Comisión de Dirección, el tiempo es un bien muy preciado. Ojalá dispusiera de más tiempo para preparar mi próximo largometraje. Otro factor importante es el dinero. Todos mis cortos y largos los he sufragado yo y, para eso, hace falta un periodo de recuperación.
Para muchos, los cortometrajes son una especie de ‘arte menor’. ¿Tú qué opinas?
Si piensas que el cortometraje es un arte menor es que no amas ni conoces la historia del cine. El cortometraje es el padre del largometraje. En los inicios del cine se hacían películas cortas. Ahí están los hermanos Lumière con las imágenes de los obreros saliendo de una fábrica o la popular imagen del tren avanzando hacia la cámara, por ejemplo. Gracias a los cortometrajes se fue experimentando y creando una narración audiovisual que, hoy en día, tenemos tan interiorizada pero que en el siglo XIX era algo totalmente nuevo y desconocido.
Gracias a las películas cortas se llegó al largometraje. Personalmente, conozco a muchos amigos directores y directoras que han realizado cantidad de largometrajes y que los alternan con la producción de cortometrajes. Simplemente, porque quieren, porque les gusta el formato. Yo mismo he dirigido cortometrajes y largometrajes y lo último que he hecho ha sido un cortometraje de cinco minutos. ¿Por qué? Porque me da una mayor libertad para contar lo que me apetece, cuando quiero y como a mí me gusta. Es verdad que la salida que tiene uno y otro no es la misma.
Con un largometraje cuentas con más opciones de venderlo, de estrenarlo en salas comerciales, en plataformas de visionado o llegar a acuerdos con las grandes plataformas digitales o televisiones. El recorrido de un corto, desgraciadamente, es menor. La vida de un cortometraje, sobre todo, es en los festivales de cine. Siempre defenderé el cortometraje y lo hago de forma comprometida desde varios frentes. Uno de ellos es desde la asociación de cine Plataforma Nuevos Realizadores, a la que pertenezco desde hace muchos años y de la que ahora soy vicepresidente.
¿Es más complejo dirigir un largo que un corto? ¿Con cuál de los dos formatos te quedas?
Para mí, es igual de complicado dirigir un cortometraje que un largometraje. La única diferencia es que se tarda más en hacer un largo, obviamente. Pero el método y la forma de trabajar es la misma. Si eres capaz de sacar adelante un corto, también consigues realizar un largo. Por eso, valoro enormemente a aquella persona que ha sido capaz de realizar una película y de estrenarla en salas comerciales, ya sea corta o larga, y no la juzgo a la ligera porque soy consciente del gran trabajo y esfuerzo que hay detrás. No tengo un formato preferido, elijo hacer un largometraje o un corto dependiendo de lo que quiero contar y cuándo. Si veo que una historia vale la pena, que se le puede sacar más partido, puedo optar por el largometraje. Pero depende de muchos factores, no solo del artístico o de la propia historia. También de si tengo el suficiente presupuesto, si dispongo de tiempo, si cuento con los medios técnicos y humanos necesarios…
Tu abuelo, Emilio Menéndez Martínez, era actor. De hecho, estuvo en compañías de teatro, como la de Jardiel Poncela o García Lorca. ¿Cuánto de Emilio hay en tu profesión?
Sí. Estoy muy orgulloso de mi abuelo Emilio, de quién fue y de lo que hizo. La interpretación es una profesión tan digna como cualquier otra y, en esos tiempos, era complicado. Se desconfiaba de los actores y titiriteros por su “actividad dudosa”. Mi abuelo era un actor de teatro y tuvo la suerte de trabajar en muchas compañías de reconocido prestigio. En sus últimos años también fue actor de doblaje. Siempre echo en falta no haber tenido más edad para preguntarle en profundidad por su experiencia laboral y la manera de vivir tan fascinante de aquella época (años 30, 40, 50, 60…), viajando para hacer giras por todo el mundo. Aunque conviví con él durante mis años de infancia, sin duda, ese aspecto artístico me influyó.
Mi abuelo estaba obsesionado con que su nieto fuera una persona culta. Mi afición a la lectura de periódicos se la debo a él. Me acuerdo que, desde muy pequeño, me daba el periódico y me hacía leérselo en voz alta. Durante las vacaciones, me impartía clases particulares. Me cantaba y recitaba textos de obras de teatro. Guardo, con mucho cariño, grabaciones de audio que me empeñaba en hacerle (aunque a él no le gustara) recitando partes de obras en castellano y en catalán. Para mí era un referente y, cada día, me acuerdo de él, de sus enseñanzas y de lo que compartimos juntos, entre abuelo y nieto. Se creó un fuerte vínculo emocional y afectivo. Por supuesto también tengo mucho de mi abuela, su mujer, que también era actriz de teatro y de cine. Soy un nieto muy orgulloso de sus abuelos.
También eres miembro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. Desde el punto de vista de la Comisión de Dirección, ¿cómo ha afectado la pandemia?
La pandemia ha supuesto un duro golpe para el cine español. Todos los rodajes se suspendieron de un día para otro posponiéndose sin saber cuándo se iban a reanudar. Eso es un drama para muchas familias que viven del trabajo tan digno que es el mundo del cine. Actores y actrices, técnicos que no son famosos, que nadie les conoce pero que, sin su trabajo, no se harían realidad las películas que vemos en los cines, en la televisión y en nuestras tabletas. Existen muchas familias humildes que reciben un sueldo con cada película y que viven de ello. El cine español no solo es el glamur de los Premios Goya.
Esta situación, unida a la especificidad del sector del cine en cuanto a la intermitencia, provoca que se haga más complicado vivir exclusivamente de esta profesión. Un año puedes rodar tres películas y al siguiente ninguna. Este aspecto ya se contempló en el Estatuto del Artista pero debe hacerse realidad. Por el bien de nuestros profesionales de la cultura.
¿Crees que se ha apoyado a la cultura como se debería?
Creo que siempre se puede hacer más y mejor. Y esto lo digo desde fuera, sin tener ninguna responsabilidad política ni poder de decisión, que es una posición muy cómoda. Pienso que se podía haber actuado antes con la crisis de la COVID-19, haber ayudado antes a los trabajadores de la cultura y haber puesto en marcha, de una vez por todas, el Estatuto del Artista que tanta falta hace. Parece que el nuevo Ministro de Cultura y Deporte ha comenzado con impulso y ha prometido celebrar la primera reunión de la Comisión Interministerial para su desarrollo. Ojalá se vayan cerrando frentes y se avance para mejorar. Es importante resaltar que la industria cultural de nuestro país representa más del 3% del PIB. Es una industria potente, muy creativa y con grandes profesionales. Apoyémosla.
¿A quién harías Ministro de Cultura?
Si tuviera que elegir a un ministro de Cultura significaría que yo sería el presidente del Gobierno y no me gustaría, en absoluto, estar en esa situación. Bromas aparte, sería una decisión difícil de tomar porque no sé qué persona sería la idónea, pero sí tengo claro qué requisitos debería cumplir.
En mi opinión, debería tener una gran capacidad para la gestión cultural, mantener una estrecha vinculación con el sector de la cultura, así como un gran conocimiento del mismo y de todas sus ramas. También poder de negociación, saber escuchar y tomar decisiones (y tener la suerte de que sean las adecuadas). Y me lo llevo a mi terreno, si además está relacionado con el mundo del cine, mucho mejor o, por lo menos, que tenga sensibilidad hacia lo audiovisual.