La asociación ecologista Asden considera que las cortas deterioran el entorno ambiental y cultural de las riberas del río a su paso por la localidad del mismo nombre.
El colectivo ecologista Asden ha criticado que la corta de los árboles del cauce Caracena, a su paso por el municipio del mismo nombre, cuentan con “escaso control administrativo” y “perjudican su estado de conservación”.Una actuación que se ha llevado a cabo, según aseguran en la agrupación, en plena época de cría de numerosas aves rapaces ligadas a los bosques de ribera, y están dentro del perímetro del entorno de protección del BIC de Caracena.
La tala se ha producido en un tramo de ribera de dos kilómetros aguas abajo del núcleo urbano, “afectando a choperas privadas, a zonas incluidas en el cauce, y a su zona de servidumbre y zona de policía”, y están siendo llevadas a cabo por una empresa previo acuerdo y pago a los propietarios.
“Es un aprovechamiento con valor económico. Parte de esos árboles son de propietarios privados y otros son, presuntamente, del Ayuntamiento”, detallan en Asden, donde por otro lado explican que los derechos están sometidos a la regulación en materia forestal, ambiental e hidrológica. “Requieren obtener la licencia o autorización de aprovechamiento por parte de la consejería de Medioambiente, y también de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHDuero) en tanto que el arbolado está en la zona de servidumbre y policía”, abundan.
Sin embargo, hay otros árboles que se sitúan en el cauce y por lo tanto son dominio público hidaráulico, que son propiedad del Organismo de cuenca, quien tiene que emitir una autorización, así como un expediente de venta, “en tanto que se hacen con un objetivo comercial, puesto que el maderista está pagando por la madera a los particulares”.
Para Asden, en la tala se deberían haber impuesto condiciones como minimizar el daño al cauce; respetar la vegetación de ribera; no cortar los árboles más sanos y de porvenir del cauce y zona
de servidumbre; realizarla fuera de la época de nidificación, etc. “Lo cierto es que, si se han impuesto tales condiciones, estas no se han cumplido ya que el río está lleno de restos, los árboles han caídos sobre el cauce, se han cortado los árboles más vigorosos y gruesos del cauce, se ha cortado en plena época de nidificación de rapaces y otras aves, de junio a agosto”. Además de estas afecciones, parte de la zona de corta están dentro del Entorno de Protección establecido para los BIC del ‘Conjunto Histórico de Caracena’ y de la ‘Atalaya de Caracena’, afectando al paisaje y contexto físico en el que se encuentran, y que “debería haber sido informado por la Consejería de Cultura de la Junta. Algo que presuntamente no ha hecho”.
Además, concluyen los ecologistas que este tipo de corta, así como las deficiencias en el sistema de control administrativo para evitar sus afecciones negativas para el estado de conservación del río, para la biodiversidad y para el Paisajes de los BIC, “tiene antecedentes en por ejemplo cortas en el cañón del río Abión en el Burgo de Osma en otoño de 2014 que dejó la ribera esquilmada y poblada de unos raquíticos chopos, que luego derribó el viento”.