Según el último estudio realizado por la Universidad de Burgos, el Itacyl y Ferduero la cuenca del Duero es la más desfavorable de las grandes cuencas españolas, con la peor regulación, y se plantea la necesidad urgente de un incremento de la misma.
“El aumento de la disponibilidad de agua en Castilla y León en general, y en la cuenca del Duero en particular, se plantea como imprescindible”. Así lo ha expresado hoy la directora general de Desarrollo Rural, María González, en el Comité Nacional Español de Grandes Presas celebrado en Las Palmas de Gran Canaria. “Y ese aumento”, ha añadido, “pasa por una mayor regulación de las aguas superficiales, mediante la construcción de nuevos embalses o el recrecimiento de algunos de los ya existentes”.
Además, la directora ha planteado los resultados obtenidos en el estudio ‘Posibilidades de aumento de los recursos hídricos en Castilla y León’, realizado por la Universidad de Burgos a partir del convenio suscrito entre el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl) y Ferduero (Asociación de Comunidades de regantes de Castilla y León).
En su exposición, González ha descrito los tres hechos fundamentales que preocupan al sector, como son la actual infradotación y falta de garantía de buena parte de los regadíos, la necesidad de poner en marcha y de garantizar el suministro de agua a los nuevos regadíos comprometidos y a los que aún no están modernizados y, más a largo plazo, abordar las posibles consecuencias del cambio climático.
Hay que tener en cuenta que en Castilla y León las demandas agrícolas suponen el 78% de las demandas totales. Por ello estos problemas condicionan la situación actual y el futuro del sector agrario de la Comunidad.
Los recursos naturales de Castilla y León se estiman en la actualidad en alrededor de 16.500 hectómetros cúbicos al año, de los que a la cuenca del Duero le corresponden menos de 12.000, el 72% del total.
La cuenca del Duero tiene una capacidad de embalse del orden de 8.000 hectómetros cúbicos. No obstante, más de la mitad no se pueden utilizar para ‘regulación general’ por dos motivos: en primer lugar, por ser de uso exclusivamente hidroeléctrico, y en segundo lugar, y sobre todo, por ubicarse en el tramo final del Duero en territorio español, aguas abajo de todas las demandas urbanas, industriales, acuicultura o de regadío. Por lo tanto, tan solo puede considerarse un volumen de embalse para regulación de 3.800 hectómetros cúbicos.
Tal y como ha manifestado González, “este valor es muy bajo tanto en términos absolutos como en términos comparados con otras cuencas hidrográficas españolas y ello teniendo en cuenta como parámetro de referencia, tanto recursos naturales como superficies de regadío, demandas de regadío o demandas totales”, y ha añadido que “los valores absolutos de las demandas son del orden de 4.300 hectómetros cúbicos en la actualidad y de 4.700 a medio plazo”.
Las consecuencias directas del cambio climático van a obligar en un futuro muy próximos a incrementar la necesidad de regulación de la cuenca del Duero. A este respecto, María González ha argumentado que “el regadío en Castilla y León tiene una importancia fundamental desde el punto de vista social y económico, siendo una de las principales herramientas para el desarrollo rural, por eso estas regulaciones precisan una atención con garantías de las demandas actuales, sin renunciar a nuevas demandas. Estas actuaciones son fundamentales para cumplir los objetivos que la Comunidad alberga en cuanto al reto demográfico”.
En este sentido, el objetivo de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural es acercar posturas con la Confederación Hidrográfica del Duero para construir de manera inmediata las regulaciones contempladas en la planificación hidrológica vigente, así como seguir incluyendo nuevas actuaciones para que se comiencen a planificar y ejecutar en las siguientes actualizaciones de los planes hidrológicos.
En este momento, cuando se está finalizando la fase de actualización del tercer ciclo de planificación hidrológica para el periodo 2021-2027, sería muy oportuno tener en cuenta este estudio que aporta criterio suficiente para avanzar en el objetivo de incrementar la capacidad de embalse respecto a los recursos naturales en la cuenca del Duero.
En el estudio, y como soluciones posibles a las situaciones tanto actual como futura a distintos plazos, se analizaron inicialmente distintas soluciones, que pueden agruparse en:
- Nuevos embalses.
- Recrecido de embalses existentes.
- Aprovechamiento conjunto de aguas superficiales y subterráneas, incluyendo recargas artificiales.
- Trasvases de aguas entre sistemas de explotación.
- Soluciones de gestión del agua como creación de ‘áreas de compensación ecológica’.
De todas las posibilidades de aumento de disponibilidad de recursos analizadas, las más viables corresponden a la mejora en la regulación de los recursos superficiales naturales. Esto se podría conseguir a través de tres fórmulas, por un lado, mediante grandes embalses con capacidades de regulación alta, con embalses medianos con capacidades de regulación intermedia y/o con pequeños embalses en número más importante.
Así, se analizaron todas las posibilidades de embalses y se contemplaron: nuevos embalses, recrecido de embalses ya existentes, reconsideración de embalses descartados por Declaraciones de Impacto Ambiental Negativa, a base de disminuir la altura y el impacto, y por último la reconsideración de aquellos que en la actualidad tienen uso hidroeléctrico.