¿Qué es cultura?

Hace poco tuve la oportunidad de asistir a un foro en el que se reflexionaba sobre nuevos modelos de desarrollo para los municipios, vinculados a la cultura y el turismo, desde una perspectiva sostenible en materia medioambiental. Sin entrar a valorar el éxito del mismo o elucubrar sobre si seguiremos muchos más lustros haciendo diagnóstico de la situación precaria de algunos territorios, me impactó el escaso consenso que encontré entorno a lo que nos referimos como cultura y a cómo se aborda desde los distintos ámbitos.

Tuve la suerte de asistir a varias conferencias en las que presuntos eruditos -hombres casi todos- denostaban casi cualquier manifestación artística actual. Para ellos no existe contenido de una plataforma audiovisual, música o novela que escape al juicio de grotesco o fútil. Calificaban de “baratija cultural” aquello que a día de hoy es apreciado por una mayoría social, exigiendo a las administraciones públicas que apostáramos por lo que para ellos es creación de calidad.

Parece que para cierto grupo de privilegiados que han disfrutado desde su infancia -con entornos favorables y acomodados- de formación y tiempo para estudiar y disfrutar de los clásicos, únicamente merece el título de cultura ese tesoro del que ellos mismos han tenido la suerte de disfrutar.

En ese entorno me preguntaba por qué es menos cultura la “Macarena”, conocida y bailada en todo el mundo y en España por personas que íbamos en pañales cuando salió, que un ensayo sobre filosofía que escribió alguien en el XIX. Para algunos solo es cultura aquella expresión creativa o artística reservada a unos pocos, alejada de las masas y cuyo disfrute otorga un presunto toque de distinción.

Además de ser una perspectiva clasista es ridícula. Lo mejor que tiene el arte es que cada perspectiva desde la que se observa es genuina y tiene un valor en sí misma. Por ello creo que es obligación de los poderes públicos favorecer todo tipo de creación, abrir espacios para su disfrute y hacer accesible de verdad desde una película a una ópera, tomándose la cultura como derecho y no como privilegio.