La villa recupera una tradición ancestral única en Castilla y León.
Medinaceli ha tenido que esperar dos largos años, pero anoche la villa recuperó una tradición ancestral: el Toro Jubilo, una expresión de la fiesta del toro singular y la única de este tipo en Castilla y León. Los ocelitanos disfrutaron del reencuentro con sus raíces y compartieron un momento único con visitantes llegados de otros rincones de la provincia.
Después del parón obligado por la pandemia, el de 2021 ha sido un Toro Jubilo más extenso de lo habitual. El fuego de la gamella ha tardaro prácticamente una hora en consumirse, lo que ha permitido a los participantes lucirse con recortes y saltos. También hay que destacar la incorporación de jóvenes al evento. Esto garantiza el relevo generacional y la supervivencia del rito.
Aunque, para evitar aglomeraciones, el Ayuntamiento decidió no celebrar la verbena posterior al festejo taurino. El Toro Jubilo se ha despedido con fuegos artificiales y una llamativa traca. El broche que obliga a esperar 12 meses, esta vez sí, para volver a apagar la Plaza Mayor y encender el fuego en Medinaceli.
En una celebración no exenta de polémica, este año la presencia policial ha sido menor de lo que viene siendo habitual y no se han producido incidentes de relevancia.
Este tipo de toro de fuego es propio del Levante español, aunque la tradición se extendió por Aragón y el valle del Jalón hasta llegar a la localidad soriana.
En medio de una plaza Mayor a oscuras, iluminada sólo por las iluminarias que se encienden en la propia arena de la plaza de toros improvisada, se suelta un toro que tiene la particularidad de llevar teas encendidas en la llamada gamella, una estructura a modo de cornamenta que se coloca en la testuz del toro.
Respecto al origen de esta tradición, hay que remontarse a los celtíberos o incluso a otros ritos solares anteriores, y los primeros documentos que tiene el Ayuntamiento de Medinaceli son del año 1490.