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La pandemia de la despoblación

La pandemia de la despoblación

Actualizado 28/12/2021 19:09

La lógica rural de Enrique Rubio desde Berlanga de Duero.

Como en casi todas las casas sorianas, en estos días hemos celebrado reuniones familiares alrededor de la mesa.

Aunque, en otras ocasiones, hemos sido muchas más personas (covid19 manda). Tras superar con resultado negativo los preceptivos y difíciles de conseguir test de antígenos, finalmente nos hemos reunido.

La comida, encabezada por el insuperable cardo de la huerta berlanguesa cocinado por mi abuela, y con múltiples delicias que han culminado con un pollo guisado con setas, ha sido, como siempre sucede en estas ocasiones, una mayor cantidad de la que podíamos ingerir. Por supuesto, vino soriano y cava de Vildé para brindar. También, como siempre, guirlache y demás dulces navideños para la tertulia.

Las conversaciones siempre son amenas y variadas. Quizá, haya sido el hecho de las circunstancias sanitarias actuales y las recomendaciones de no reunirnos muchas personas, lo que ha motivado la reflexión sobre la obra de Luis Alberto Romero, ‘Densidad de población: Un millón de habitantes por kilómetro cuadrado’.

Esa obligación que tienen los artistas de hacernos pensar sobre la deriva que toma la sociedad, y que se plantea en su obra, en este caso ha hecho efecto.

El planteamiento de Génesis o Apocalipsis a través de los que conjeturan sobre la posibilidad insostenible de que, matemáticamente, toda la población mundial cabe dentro de la provincia de Soria, partiendo del grado de ocupación máximo de la habitación de una casa. La verdad es que viendo cuántos en estas fechas hemos sido capaces de reunirnos alrededor de una mesa, parece tan ilógico como posible.

Todo este planteamiento conceptual lo acompaña de una resolución estética que hace que sea una obra sin fisuras. A través de la técnica del collage, en la que mapas y dibujos dialogan hasta completar la colección en 16 cuadros de diferentes tamaños.

Esta obra nos lleva a pensar. Creo que todos los sorianos, ya vivamos en pueblos o en la capital, no nos resignamos a ver cómo nuestra provincia sufre la sangría poblacional. Hemos dado muchas vueltas a este problema. Sin ir más lejos hace diez días, mientras cambiaba los neumáticos de mi coche con Sito, de las Fraguas, teníamos una conversación sobre el tema. Hablamos tanto de lo difícil que es mejorar las infraestructuras, como lo complicado que es conseguir nuevos pobladores.

Y es que hay una frase soriana que nos persigue como una espada de Damocles y en muchos casos no nos deja avanzar: “Quien vende acaba”. Por si nos falta, igual que en la cena de Navidad, acumulamos pertenencias de las que no vamos a hacer uso, y dejamos convertirse en ruinas muchos de los legados de nuestros abuelos, en esa mezcla de romanticismo por conservar y falta de creer en nuestras oportunidades de desarrollo.

Sito, junto con su mujer, han apostado por su pueblo e invertido allí sus ilusiones, y ven cómo los visitantes de su casa rural de Las Cuevas encuentran un lugar diferente que les llena las carencias que traen de la gran ciudad. Pero cuando a alguno se le ocurre interesarse por la compra de algún inmueble, hay quienes o bien les tratan de locos, o les hacen cambiar de opinión con precios desmedidos.

Me acuerdo de mi amigo Josemi, de Navarra. Hace ya veinte años conoció nuestra tierra tras unos cuantos viajes en moto, y poco después me encargó buscarle una casa en un pueblo de Soria. Encontré uno, que no nombraré por respeto, y después de concertar un precio con la dueña, esta, en la puerta de la notaría de Almazán, cuando llegó el navarro, tuvo la brillante idea de subir el precio. A día de hoy la señora, que no reside en el pueblo, sigue siendo feliz propietaria de una casa, ya eso sí, con el tejado hundido.

Por suerte, muchos son los días navideños que antes de la cena visito la casa que José María Gracia sí pudo comprar hace años en Berlanga, y a la que viene con su familia a celebrar estas fechas. El Año Nuevo, como siempre, trae nuevos anhelos e ilusiones. A mí, creo que como a muchos, me ilusiona pensar que la mesa en la que nos reunamos pueda superar la densidad demográfica que nos marca Luis Alberto en su obra, porque la pandemia sanitaria haya llegado a su fin, al igual que la pandemia de la despoblación.

P.D. Con la obra ‘Densidad demográfica’ Luis Alberto Romero ha obtenido uno de los tres premios del certamen de creación de la Diputación de Soria. Además, ha donado el resto de la obra para que esta permanezca integra.

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