Tribuna de invitados de Rosa Mª Gallego Gallego, consejera de la Caja Rural De Soria.
Hace algo más de un mes despertábamos con la noticia de que Rusia había declarado la guerra a Ucrania. Durante días los medios de comunicación abrían con la hora a hora del conflicto y de la crisis humanitaria que se estaba originando. Este bombardeo mediático empezó a movilizar a una sociedad de por sí solidaria, pero a veces dormida en sus propias preocupaciones. Fueron centenares las acciones solidarias descoordinadas e improvisadas que surgieron en miles de localidades de Europa, entre ellas, en Soria. Y sin tratar de desmerecerlas, las crisis humanitarias no pueden ser objeto de una solidaridad sensiblera y puntual, donde todo cabe porque de lo que se trata es de “ayudar”. Para que me entiendan, es como si una persona, ante el colapso de la sanidad pública en época de pandemia, decidiera iniciar una campaña de atención médica y recogida-entrega de medicamentos sin control y formación alguna. Lo verían descabellado, seguro.
La respuesta de una crisis humanitaria debe de ser profesional, coordinada y planificada con responsabilidad: poniendo el centro en las personas, en especial, de las más vulnerables; dando respuesta a necesidades reales y cambiantes en el tiempo, desde la emergencia humanitaria a la vuelta a la “normalidad”, pasando por el largo período de reconstrucción; dinamizando los mercados locales; con unas garantías de seguridad tanto para las personas que reciben la ayuda como para los trabajadores humanitarios (los famosos corredores humanitarios); y respetando la dignidad de las personas, los principios del Derecho Internacional y las normas mínimas universales de la ayuda humanitaria.
Las personas que trabajamos en las oenegés nos hemos formado profesionalmente para poder aliviar el sufrimiento humano en sus diferentes facetas, y lo hacemos a lo largo del tiempo, de forma encadenada, tanto en zonas de conflicto como en zonas en vías de desarrollo. Confíen en nosotras como confían en su médica. Nuestro sentido de ser va más allá de las campañas mediáticas de navidad o de las crisis humanitarias. Los hombres y las mujeres que formamos parte de las oenegés, bien como profesionales o bien como voluntarias, seguimos luchando por un mundo más justo para todas las personas después de que las cámaras apagan sus focos, independientemente del origen, raza, sexo, religión, etc de las personas, de los intereses geopolíticos y económicos de los países, y de si son víctimas o verdugos.
Iniciativas solidarias como la promovida por la Caja Rural de Soria son las más adecuadas y pertinentes ante crisis como la de Ucrania porque entienden que la reconstrucción de las vidas necesita de años de trabajo y recursos económicos sostenidos en el tiempo. Ojalá este tipo de iniciativas se repitieran ante cualquier vulneración de los derechos humanos de una persona, y no sólo cuando nos sentimos más cercanos a las personas que las sufren, porque están en Europa o se parecen más a nosotros. Todos los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos.
Recuerda: Puedes donar a las cuentas de Cáritas ES38 3017 0100 5700 0004 9221 y Cruz Roja ES56 3017 0100 5324 9169 3525 habilitadas por Caja Rural de Soria.