La respuesta de Laura, la autora del taller ‘Píntate el toto’ de Soria: "No tenemos que pedir permiso para poner un título"

Mucho se ha hablado sobre el taller ‘Píntate el toto’ organizado dentro del II ciclo de encuentros para el feminismo de Soria, pero poco se había escuchado a su principal protagonista, la autora. La joven emprendedora soriana Laura Marín, viendo durante casi una semana el temporal que el taller había levantado, ha decidido emitir un comunicado para intentar “sacar lo que llevaba dentro” y volver a su día a día. Necesito recuperar la paz, reclama.

Después de agradecer las muestras de apoyo y lamentar que mucha gente le haya conocido en estas circunstancias, Laura se presenta. “Soy una joven soriana con una andadura ‘empresarial’ de un año. He luchado contra viento y marea para hacerme un huequito y me queda mucho por aprender y mejorar. Estoy dispuesta a ello”, señala.

Cuenta cómo surgió el ya famoso taller ‘Píntate el toto’ y que fue el consistorio quien le ofreció participar en el ciclo feminista. Entonces presentó su presupuesto para la actividad. “Un total de 304€ que incluyen los materiales y mi tiempo”, explica. Junto con una compañera experta en igualdad empezó a dar forma al taller con el objetivo de “generar un diálogo que acabase en un proceso creativo pintando bolsas y tomando conciencia de manera colectiva de las desigualdades y violencias” que sufren las mujeres en el campo de la sexualidad.

Laura invita a todas las que quieran saber más a participar de la experiencia y señala que aunque no fue decisión suya que fuera exclusivo para mujeres lo apoya. “Es la metodología que mejores resultados ofrece en talleres de empoderamiento para mujeres”, indica y más en “un tema tan íntimo como el de la sexualidad”.

Laura señala que este será su primer taller, pero espera que no sea el último. El objetivo luchar para promover la igualdad y luchar contra la violencia machista. De hecho, espera tener nuevos talleres con presencia masculina para “poder crecer y mejorar juntos en este ámbito”.

La olvegeña celebra el debate creado, aunque lamenta que este no se produzca “con la madurez que me gustaría”. Recuerda que vivimos en una época en la que “no tenemos que pedir permiso para poner un título a un taller” y en la que cada uno es libre para elegir “en qué trabajar”.

Acaba denunciando la “desinformación y la agitación social sin motivo” que promueven el “odio gratuito” y con una frase que es una declaración de intenciones: “Me conformo con mantener mi marca, no ver morir a mi tierra y poder seguir viviendo de mi esfuerzo y trabajo”.