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Ser jurado de San Juan, una tradición de padres a hijos  

Ser jurado de San Juan, una tradición de padres a hijos  

Actualizado 31/05/2022 22:01

Ocho parejas de la familia Santamaría han sido jurados en el último siglo. Alberto y Julio, padre e hijo, explican a Soria Noticias qué significa para ellos ser parte de las fiestas y nos descubren cuál es el momento que más recuerdan de su experiencia.

Cada vez queda menos para que todos los sanjuaneros llenen de alegría e ilusión la plaza del Ayuntamiento en el Miércoles El Pregón. La emoción de volver a sentir las fiestas en primera persona después de dos años muy largos, y sobre todo muy complicados, dará paso a un sinfín de anécdotas que recorrerán las calles de la ciudad durante los próximos 360 días.

En ese sentido, la familia Santamaría será una de las que más sentimientos experimente en ese primer acto oficial: “Creemos que el pregón va a ser el momento en el que nos demos cuenta que hemos vuelto a la normalidad”. Desde 1926, con Julio Santamaria y Basilia Cabellos como jurados de Santo Tome, San Clemente y San Martin, hasta ocho parejas distintas de esta saga han sido los responsables de organizar las fiestas.

De todas ellas, Alberto Santamaría y su hijo, Julio Santamaría, han sido las dos últimas ramas de la familia que han tomado el testigo en la cuadrilla de Santo Tome, San Clemente y San Martin (en el pasado, sus ancestros también formaron parte de San Esteban y El Salvador): Alberto, junto a su esposa, Mª Paz Sotillos, en 2001, y Julio con su pareja, Nerea Larred, en 2018.

Una responsabilidad de los sorianos

“Siempre hemos participado con estas fiestas, echando una mano en lo que hiciera falta, sobre todo con las calderas en el taller. Creemos que San Juan es tan importante porque la sociedad soriana se involucra y echa el resto para que siempre salga adelante”, explican padre e hijo.

En esa misma dirección, 'Moncho' expresa lo que supuso para él ser jurado: “Es una responsabilidad con unos vecinos, que acaban formando parte de la familia. Siempre hay gente que tiene que dar el paso adelante por el sentimiento sanjuanero y por la responsabilidad de hacer cosas por los demás. En ese momento, das todo por los tuyos e intentas estar a la altura de las circunstancias”.

Por su parte, el Julio, de acuerdo con lo expresado por su padre, destaca que una vez has terminado de organizar todo “y ves que ha salido bien, puedes vivir uno de los instantes más importantes de tu vida. Para mí, el Adiós, Adiós San Juan del 2018 fue un momento del que jamás me olvidaré porque me sentía realizado y orgulloso por lo que mi cuadrilla había disfrutado”.

Momentos imborrables

Dentro de esos recuerdos que el ser jurado te da la posibilidad de vivir, Julio se queda con tres por encima de todos: el momento de salir al balcón del Ayuntamiento a dar el pregón con la plaza llena, el desfile, “totalmente diferente a cuando no eres jurado”, y las caras de ilusión de las personas mayores durante el Lunes de Bailas, “se me pone la piel de gallina solo de recordarlo”.

Respecto a su padre, este se queda con el día de Jueves La Saca cuando “al bajarme del autobús a la altura de Losán, el toro de mi cuadrilla se volvía. En ese instante, fui con el toro y con dos 2.000 personas detrás cantando “Vamos a la Saca”. Es algo que jamás olvidaré”.

Animan a otros sorianos

Después de las dificultades que han tenido varias cuadrillas para encontrar jurados este año, Alberto rompe una lanza sentimental para llegar al corazón de todos los sanjuaneros y que esto no vuelva a pasar: “El perfil de todo soriano está marcado por San Juan: somos personas amigables a las que nos gusta alternar. Durante las fiestas todo eso se hace palpable, no hay ni ricos ni pobres, todos somos uno. Tenemos que mantener esa esencia como sea y que la gente siga dando el paso para ser jurados”.

En esa dirección, tanto padre como hijo animan a los sorianos que se lo plantean a dar el paso, indicándoles que todos los vecinos se vuelcan y que no hay problemas de dinero “a pesar de las fantasmadas que cuentan algunas personas para meter miedo”.

Con esos ánimos, la familia Santamaria no quiere ni plantearse lo que serían unas fiestas sin doce jurados: “Si se diera el caso sería una pena y una lástima que nos debería hacer reflexionar sobre qué hacemos con nuestro patrimonio cultural. En esa hipótesis, no se podría echar la culpa a los políticos porque estas fiestas son responsabilidad de los vecinos”.

De esa forma y después de haber superado la crisis de jurados de este año, la familia Santamaría se despide recordando que “esta experiencia es inolvidable, siendo la más grande que te puede pasar durante las fiestas de San Juan”. Con todo esto, la saga de sanjuaneros Santamaría esperará con ilusión al próximo heredero en tomar el testigo de la organización de unas fiestas, que para ellos, al igual que para la mayoría de los sorianos, son únicas e irrepetibles en el mundo.

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