Ruta: la belleza del Cañón del río Talegones y sus narcisos

La ruta que vamos a emprender en esta ocasión nos lleva al sureste de la provincia, un recorrido de unos 15 kilómetros de pura naturaleza, conectados por el Cañón del Río Talegones. Durante nuestro trayecto, disfrutaremos de una gran variedad de vegetación de ribera, muy interesante y bien conservada. También se disfrutará de bellos rincones, escondidos en las paredes del relieve encañonado, bañados por el serpeante río, en ocasiones. Así que, con esta carta de presentación, solo nos queda iniciar nuestro viaje con dos expertos en el territorio como el guía de 'Soria paso a paso', Ángel Campos, y el senderista, Manuel Ciria.

En primer lugar, para llegar hasta Lumías, cogeremos desde Soria la SO-100, con dirección a Berlanga de Duero. Una vez salimos de esta localidad, tenemos que tomar la SO-P-4132, hacia Paones, hasta llegar a un cruce que nos lleva a Barahona. Enseguida tendremos que abandonar esta vía, en kilómetro y medio, para ira hacia la derecha y alcanzar nuestro punto de partida: Lumías. Te sorprenderá.

Tras aparcar el coche a la entrada del pueblo, en una especie de ensanche, emprendemos nuestro camino por la calle principal, que acaba al final del pueblo, para continuar por el camino que va hacia el Cañón. Todavía se conserva el molino. La primera imagen que verán nuestros ojos, cuando nos adentremos en este trayecto, será un pequeño rápido que forma el cauce del Río Talegones.

Continuamos por una senda situada en el margen de un río, que tendremos que cruzar muchas veces, en algunas ocasiones por una pasarela, y en otras saltando varias rocas muy bien colocadas. Se podrá ver alguna taina tradicional, que hoy se han rehabilitado para el turismo rural.

Camino de narcisos

Durante el primer tramo, observamos varios corrales de ganado hasta que llegamos al principal atractivo turístico de la ruta durante este mes primaveral: los narcisos silvestres. Estos se encuentran a ambos lados de la senda, abarrotando los campos que nos rodean, y provocando que nuestra vista se pierda entre la inmensidad del color amarillento que los caracteriza.

Después atravesar el Cañón, tras unos 7,5 kilómetros, alcanzamos el ecuador de nuestra ruta al llegar a Torrevicente, con el objetivo de regresar a Lumías por un páramo que atraviesa la parte derecha del río Talegones.

Una roca de leyenda

Para continuar con nuestro trayecto, debemos subir por una roca muy peculiar llamada la cueva de ‘El Huevo’. Según un lugareño, la leyenda cuenta que esta zona está agujereada porque, una serie de personas, lanzaron huevos hasta abrir ese espacio, que hoy en día forma la cueva. La imagen de esta roca recuerda a los paisajes de las películas del Oeste, tan considerados por los amantes del cine.

Una vez hemos conocido esta curiosidad de Torrevicente, avanzamos hasta alcanzar una enorme cruz, desde la que podemos apreciar el Cañón del río, desde una perspectiva diferente a la que observamos durante el resto del camino. En esta zona de Torrevicente, cabe destacar lo limpia que baja el agua por el cauce del río, gracias al trabajo de acondicionamiento que se realizó unos años atrás, haciendo más atractiva esta ruta para turistas.

Tras recorrer todo este tramo tan interesante de nuestra ruta, nos dirigimos hacia la parte final de la misma. En esta ocasión, entramos en una paramera de campos de cereal, al puro estilo soriano, con rebaños recorriendo los terrenos que componen estos kilómetros de vuelta, junto a muchas piedras y rocas. En esta última parte del Cañón del río Talegones, están a punto de aparecer los primeros lirios azules que llenan de colorido la zona, durante los meses de abril y mayo, dejando imágenes simplemente espectaculares.

Llama la atención, a lo largo del cañón, el color y el modelado de las formaciones rocosas, a veces más cerradas, otras más abiertas, sobretodo conforme se va llegando a Torrevicente.

Arquitectura

Quince kilómetros después de haber iniciado este viaje, volvemos al punto de partida. Allí nos espera Lumías, lugar en el que podemos visitar un auténtico tesoro románico, como lo es la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Dicha construcción, que fue reformada en el siglo XV, sigue conservando su cabecera principal, rematada por una cornisa soportada por canecillos. Con una última mirada hacia atrás, nos despedimos de esta ruta que aúna naturaleza, leyendas rocosas y arquitectura románica, apta para todas las personas que quieran descubrir Soria.

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