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Margot Legat, la sonrisa francesa del CSB

Margot Legat, la sonrisa francesa del CSB

Actualizado 10/05/2022 07:43

Después de llegar el año pasado de Erasmus para terminar los estudios de Traducción e Interpretación, la francesa se enamoró de la ciudad, y decidió quedarse para ser el estandarte anotador del conjunto de Dani Hernández.

La relación entre Margot Legat y Soria se puede definir como un amor a primera vista. A pesar de las dificultades de su primer año causadas por el Covid, el baloncesto soriano, el estilo de vida de la ciudad y la forma de ser de sus gentes, animaron a la jugadora francesa a permanecer una temporada más, en la que considera su segunda casa.

Tras llegar al Campus Duques de Soria de Erasmus, para finalizar los estudios de Traducción e Interpretación, la jugadora francesa decidió permanecer un año más en Soria, para comenzar un máster de marketing digital, trabajar como secretaria médica y, sobre todo, para jugar con el Club Baloncesto Soria.

Esta historia comenzó en febrero del año pasado, cuando Legat conoció de la existencia de este equipo: “Un amigo mío jugaba en el senior masculino y empecé a ir a ver sus partidos. Entonces, pregunté si existía un equipo femenino y ahí comenzó todo. Ese año solo entrené, pero me dijeron que esta temporada sí que iba a haber liga, y por eso decidí quedarme”.

Los inicios nunca son fáciles, y menos en estas circunstancias. Con un virus que paralizó a todo el mundo, y con un idioma diferente, Margot Legat fue poco a poco adaptándose al baloncesto soriano. Eso sí, siempre con su sonrisa por bandera.

Idioma

En ese sentido, la alero francesa manifiesta que “fue complicado entenderme con mis entrenadores, Jota y Dani, pero con el paso del tiempo, ya que no me quedaba otra, comencé a comprenderles”. En esa situación, el buen ambiente del grupo y la dinámica de los entrenamientos fueron claves para acelerar la adaptación de Margot.

Respecto a esos comienzos con el idioma, Legat incide que no hablaba mucho en el campo, ya que estaba “intentando entender lo que me decían desde el banquillo, y si tenía alguna duda preguntaba a las chicas o al míster”.

Su adaptación al español en Soria también fue muy curiosa: “Cuando llegué pensaba que lo sabía, pero cuando conocí a mis compañeros de piso llamé a mi madre para decirle que estaba equivocada. Uno de ellos era andaluz y el otro madrileño, que hablaba súper deprisa. Al final, con las manos y pasando mucho tiempo juntos empecé a entenderlos”.

A pesar de todo ello, su forma de ser y su amor al baloncesto, latente desde que era muy pequeña, fueron el vehículo de comunicación de Legat durante sus primeros meses en su segunda casa.

Inicios

Ese vínculo comunicativo llamado baloncesto, empezó a jugar un papel muy importante en la vida de la alero francesa cuando tenía nueve años. Dado que toda su familia practicaba este deporte, un día que fue a ver un partido de su hermano no pudo resistirse a coger una pelota, que no volvería a soltar nunca más.

Desde entonces, Margot Legat se involucró en el club de su ciudad, e incluso se marchó con doce años a un internado baloncestístico del que solo salía los fines de semana, para jugar partidos con su respectivo equipo. A partir de ahí, su crecimiento fue exponencial hasta alcanzar la National 1, tercera categoría francesa: “Entrenábamos todos los días y teníamos que ir con mucha concentración, era otro nivel. Aquí, en el CSB, el ambiente es mejor y me sirve para liberarme del día que he llevado”.

Temporada dura

Su primer año en competición con el CSB no está siendo un camino de rosas. Con numerosas derrotas y tres victorias, la jugadora que puede alternar los puestos de alero y base, manifiesta que es “una situación que esperábamos porque no nos conocíamos, pero el ambiente es tan bueno y nos llevamos tan bien, que al final olvidamos las derrotas y seguimos mejorando”.

Para superar esos baches, Legat hace hincapié en el papel de sus entrenadores, Dani y Mario, quienes les ayudan a ser optimistas, quedándose con los aspectos positivos de las derrotas, y animándolas a competir todos los partidos. Por otra parte, Margot Legat explica que Dani Hernández le pide “mantener la concentración, aunque falle, tener más control del equipo y contar con más confianza en mí misma”. Sobre este último aspecto, la francesa indica que “siempre me ha costado mantener la confianza cuando fallo, pero lo intento, sobre todo en los entrenamientos, porque los partidos son el resultado final del trabajo semanal”.

Futuro

Con todo este contexto, y dejando a un lado los triunfos y las derrotas, Legat confiesa que su principal objetivo es llegar a final de temporada, sabiendo que “lo hemos dejado todo en la pista, y que hemos disfrutado del trayecto”. Con esa mentalidad, la francesa se muestra muy ilusionada con el futuro del equipo: “Independientemente de si sigo aquí el año que viene, si el CSB continúa con la misma dinámica se van a ganar muchísimos partidos. Los entrenadores son muy buenos y nos han hecho mejorar a un ritmo que flipas”.

En esa incertidumbre de saber si continúa al año que viene en la ciudad, Margot Legat se deshace en elogios hacia Soria, ya que “tienes el campo cerca, si quieres salir de fiesta es posible, puedes tomar algo a cualquier hora, y aquí siempre hay vida, a diferencia de Francia que a las nueve estamos en la cama”.

A pesar de no conocer todavía su decisión, la alero francesa se sincera y abre una posibilidad que, al principio del año, era muy complicada: “A comienzo de temporada decía que era mi último año aquí, pero ahora me cuesta mucho pensar en que puedo irme. Estoy en mi segunda casa, y creo que sí que quiero quedarme más. Antes de venir aquí era una niña y, gracias a la gente y a Soria, he madurado y me he conocido a mí misma”.

Con esta declaración de amor hacia Soria, el CSB cruza los dedos para contar una campaña más con su estandarte anotador. El destino puso un Erasmus en el camino, para que el baloncesto soriano y Margot Legat formaran un dueto que no ha parado de dar alegría a ambas partes. El futuro es incierto, pero los recuerdos para ambos serán imborrables.

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