Esa es la cuestión

El debate sobre el modelo fiscal en nuestro país es ciertamente necesario y urgente. No tiene sentido en estos momentos que el Estado sea cada vez más rico y los españoles (familias, PYMES y autónomos) seamos cada vez más pobres. La solución debe pasar por una bajada temporal y selectiva de impuestos, que permita generar un aumento de la renta disponible entre los ciudadanos, y con ello, incentivar la actividad económica y la inversión, a la par que favorecer el crecimiento y la creación de empleo.

En la últimas semanas, el debate se ha centrado en si es conveniente llevar a cabo una subida o bajada de impuestos. Para responder adecuadamente a esta pregunta, es necesario que tengamos en cuenta varios aspectos.

En primer lugar, a nadie se le escapa que los impuestos constituyen la principal fuente de financiación del Estado, pero no es la única, ya que, podemos encontrarnos con otros elementos recaudadores. Asimismo, es importante recordar que cuando hablamos de impuestos, existen varios tipos. Los hay que pagamos todos los consumidores, como el IVA y los impuestos especiales, y hay otros que solo los sufragan las empresas (Sociedades) o los asalariados (IRPF).

En segundo lugar, y aunque a muchos les cueste entenderlo, no es lo mismo subir los impuestos que aumentar la recaudación, ni tampoco es igual bajarlos que recaudar menos.

Por último, en estos momentos, la economía española lleva sufriendo durante meses, un periodo de elevada inflación, provocando que la recaudación tributaria alcance máximos históricos. Paralelamente, los datos de recuperación de la economía española son insuficientes, si se comparan con otros países de nuestro alrededor.

Por todo ello, y más allá de situar el debate en subidas o bajadas de impuestos, deberíamos preguntarnos si queremos seguir enriqueciendo al Estado o preferimos llenar nuestras cestas de la compra.