Más tranquila la novillada de la mañana, el festejo de la tarde sube de tono en plaza y tendidos de San Benito. A la par, la ciudad sigue su compás, en ningún modo desaminado.
Los contrastes del Viernes de Toros en Soria. Y más aún, en este de post pandemia. Los dos festejos taurinos programados para esta jornada de hoy brindaban a los sanjuaneros -ni qué decir tiene que la mañana ha sido tranquila en el albero de San Benito- un día de coloridos y bulliciosos matices en calles y en la plaza.
La mañana transcurría con cierto orden, donde eran lidiados los erales correspondientes a las cuadrillas de La Cruz y San Pedro, Santa Catalina, La Mayor, El Rosel y San Blas, Santiago, y San Miguel. El novillero Tristán Barroso conseguía cuajar faenas merecedoras de oreja, tres, que eran cortadas al astado que abría plaza, una, y otras dos para el correspondiente a El Rosel. El novillero Jarocho lograba acertar en su arte desorejando al adjudicado a San Miguel y Joel Ramírez levantaba un apédice tras la faena al oponente presentado por la alcaldía de Santiago.
Otro color, masivo y con llenazo en tendidos y aledaños, se vivía en la cita de la tarde. Los jurados de San Juan, Santo Tomé, San Clemente y San Martín, y San Esteban se hacían presentes en el palco sobre toriles para aplaudir y alentar a Ignacio Bonet, Alberto Donaire y Juan José Jurado. La lidia, más desordenada en el anillo, se concretaba con dos orejas para Jurado en su lote de San Esteban y La Blanca. Mientras, Donaire, daba la vuelta al anillo con una mano levantada prendiendo una oreja del de Santo Tomé, San Clemente y San Martín. Bonet, aunque con acierto en algunos lances no lograba trofeos, que tampoco han podido celebrar en las cuadrillas de San Juan, El Salvador y Santa Bárbara.
Mientras, la ciudad vivía acompasada la fiestas, más intensas en los aledaños de San Benito, pero dejando constancia de ambiente festivo en calles y plazas del centro urbano.