Tellez sale por la puerta grande, y Morante recibe una oreja que le exigía el público

Con una plaza de toros llena, salvo alguna calva en la parte de sol, la esperada corrida del Domingo de Calderas no ha satisfecho a los aficionados, con unos toros de Fuente Ymbro blandos, que doblaban las manos con facilidad. El primer matador en salir ha sido Morente, que había creado mucha expectación y había atraído muchos aficionados de diversos lugares de España, como por ejemplo Juan del Val, colaborador del Hormiguero

Sin embargo, un viento molesto que se ha levantando al inicio de la faena, tan molesto como el animal, que no se dejaba torear y que cabeceaba con malos gestos, fueron circunstancias suficientes para que el maestro desistiera de seguir con la muleta, ante las quejas y los pitos del público, que esperaba más de la figura del toreo. Además, pinchó con la estocada una primera vez, metiendo media espada en el segundo intento.

El público se enfadó y estuvo molesto con él a lo largo del espectáculos, hasta que con su segundo rectificó su actitud, y quiso contentar a la plaza. Por eso, y a pesar de que su toro fue blando, como todos, se metió en el papel de torero, fue a más en sus series, y se fue haciendo con el astado, con una muleta aseada. Morante se entregó, y una media estocada fue suficiente. El público agradeció su cambio de actitud con una oreja, concedida con generosidad.

Juan Ortega no ha tenido suerte con su lote. Su primero salío de chiqueros roto de manos y tuvo que se sacrificado. Con su primero bis lo intentó, pero el animal -blando y cansado- no le siguió. Se cortaba en la faena, no entraba. El empeño de Ortega no fue suficiente. Mató tras un primer pinchazo, y los aficionados le apludieron. Con su segundo la historia se repitió. El toro no dio juego, y su faena pasó sin pena ni gloria, No obstante, es de agradecer que volviera a intentar arrancar una faena decente.

El mejor trabajo llegó de la muleta de Ángel Tellez, que sustituía a Cayetano, que se habia caído del cartel. En los dos toros hizo una brillante faena, con muchas ganas, muy centrado, con series muy bien trazadas y continuadas, estando con mucha estética y arte en el ruedo. Lamentable, con un público entregado, en su primero no acerto en la suerte de la estocada. Varios pinchazos y descabello acabó con la posibilidad de triunfo. Menos mal que en su segundo -que fue el mejor toro de la corrida- se desquitó y metió el estoque hasta dentro, necesitando -eso sí- un descabello. Pero su faena fue muy templadas, muy artística, las series fueron creciendo en calidad, muy ligadas, y la presidencia acabó concediendo las dos orejas que pedía el tendido.