Para la mayoría de sorianos Patxi Irigoyen no necesita presentación. Nombre propio en campos tan variados como el atletismo, la función pública, el periodismo, la docencia o las Fiestas de San Juan, Patxi Irigoyen comienza hoy una nueva e ilusionante etapa como colaborador de Soria Noticias. Y nosotros nos alegramos por ello.
Han sido unas fiestas de San Juan muy especiales. Está claro. A nadie se le van a olvidar. Por todas las circunstancias que las rodeaban, y sobre todo por ese halo misterioso de saber si volverían a ser lo que eran, o si cambiaban los tercios y se rompía el hechizo sanjuanero.
Pero llega el final del periplo festivo soriano y volvemos a enterrarnos en nuestras miserias. Volvemos a no sacar pecho de lo nuestro. Volvemos a materializar esa sensación de no estar nunca conformes, pero sobre todo ese sentido de pasividad que nos aleja de cualquier posible avance.
Y no entiendo el porqué. No me cuadra que el jueves La Saca cantemos, todos emocionados, Viva Soria, Viva Soria, y siete días después ni vive Soria ni lo cantamos. Y que sea este año, o el que sea. Que no seamos capaces de, terminados los festejos, sentarnos todos a mejorar lo que se puede mejorar, y a criticarnos haciendo exámenes de conciencia que nos lleven a conseguir que San Juan sea para la ciudad un principal foco de atención turístico y de nuestra colectividad, y además seamos capaces de ir mejorando todo aquello que se pueda (que es mucho).
Hace unos años el actual Alcalde de la ciudad propuso la creación de unos grupos de trabajo que mejoraran nuestras fiestas. Y la gente acudimos al salón de plenos del ayuntamiento de Soria para aportar. Pero aquella enorme intención quedó luego en nada. No se ha movido un solo palillo. Hemos sido capaces de ver, contemplar errores, eludirlos en algunos casos, y por último repetirlos porque nadie se atreve a cambiar. Es el sino de una sociedad tan quieta como la nuestra. Será el frío, será la falta de iniciativas, será simplemente el carácter que tenemos. No hay cambios.
Y como el verano es época de descanso -no sé realmente porqué-, no movemos ninguna ficha más. Ni para cambiar lo necesario en San Juan, ni para ser objeto de admiración por parte de otros lares. No quiero quitar méritos a fiestas populares de lugares cercanos o lejanos a nosotros, pero ellos lo venden mejor. Y lo consiguen. Un año, otro año, y otro año más. Y yo vuelvo a preguntarme ¿dónde hemos dejado el espíritu sanjuanero?. ¿Movemos ficha? ¿Es el ayuntamiento, a quien parece tocarle todas las obligaciones, el encargado de volver a encender la mecha de la iniciativa en los cambios, algunos ya obligados, que hemos de hacer en San Juan?