Estas obras, que cuentan con cofinanciación de los Fondos FEDER y tienen un plazo de ejecución de tres meses, estarán supervisadas por el Servicio Territorial de Cultura y Turismo de Soria.
La Junta de Castilla y León mantiene su compromiso con el Monasterio Cisterciense de Santa María de Huerta. La Consejería de Cultura, Turismo y Deporte ha adjudicado a la empresa Francisco Ruiz Cano S.L.U., por un importe de 47.729,17 euros, las obras de consolidación de las letrinas medievales del Monasterio de Santa María. Estas obras, que cuentan con cofinanciación de los Fondos FEDER y tienen un plazo de ejecución de tres meses, estarán supervisadas por el Servicio Territorial de Cultura y Turismo de Soria.
La intervención desarrollará la actuación proyectada por Aguerri Arquitectos S.L.P., adjudicatarios del contrato de redacción de documentación técnica y dirección facultativa de estas obras, por un importe de 8.349 euros. El objeto es tanto la consolidación de los restos arqueológicos de las letrinas medievales como la adecuación del espacio para su visita pública.
Los restos de las letrinas medievales del Monasterio representan una excepcionalidad (quizás los únicos de esta envergadura en España) de los conservados de las letrinas medievales de monasterios u otros edificios de la época. Las dimensiones del edificio adosado al ala capitular, su articulación arquitectónica tanto con la sala de monjes como con el exterior (accesos desde el interior del edificio como desde las huertas) y, especialmente, la conservación del sofisticado sistema hidráulico de la evacuación y limpieza de las fecales dan una singularidad a este espacio que lo hacen merecedor de esta intervención de conservación, puesta en valor y difusión para su conocimiento general.
La idea conceptual del proyecto es dejar desnuda la fábrica original de las letrinas que se conserva, con el fin de preservar su identidad inicial. Para ello se procederá con el desmontaje de los escasos restos que quedan ajenos a la propia fábrica medieval, así como con la excavación arqueológica del canal segundario y el túnel bajo el muro este.
Además, será preciso contener el terreno que configura el pavimento inclinado, que a su vez delimita el borde superior de los canales, lo que requerirá reintegrar exclusivamente lo necesario para contener las tierras. También será necesario ejecutar pequeñas contenciones, de al menos una hilada, de muros sobre rasante en algún punto para darle estabilidad del núcleo del muro a la romana y definir los limites arquitectónicos que permitan su lectura. Se proyecta realizarlo con tongadas, de la misma altura que las hiladas actuales de los sillares, con hormigón de cal coloreado y texturado.
Con posterioridad se procederá a consolidar el subsuelo y las fábricas de sillería más expuestas y degradadas. Las del fondo de los canales son las zonas más degradadas por la permanencia en el tiempo de ‘aguas negras’ y por las infiltradas del subsuelo a lo largo del tiempo y hasta hoy. Esta consolidación -manteniendo la máxima transpirabilidad pues quedan sales al interior y sin reintegración volumetría de ningún tipo- se plantea química con aplicación superficial y con penetración en función de la porosidad de la piedra, que será muy alta por la cantidad de sales que los canales han acumulado a lo largo del tiempo.
Salvada la arquitectura medieval, se procurarán los medios para su visita, contemplación e interpretación. Se ejecutará una pasarela flotante que se separará de muros, canalillos y pavimento original. De diseño mínimo y apoyo en puntos aislados, se integrará en su propia estructura la barandilla, los atriles informativos y la escasa iluminación necesaria.
Como complemento, se reinterpretará en acero corten un módulo de letrinas individuales ubicadas en el lugar que los testimonios de anclajes de maderos supondrían el apoyo de bancos perforados con huecos funcionales para su mejor explicación didáctica. Para salvaguardar el espacio interior de aves, otros animales y suciedad, se incorporará una puerta en donde estuvo la de conexión con la sala de monjes y se dotará de iluminación de emergencia.
El Monasterio de Santa María, en Santa María de Huerta, obra de referencia fundamental del arte cisterciense español, fue declarado Monumento por Real Orden de 25 de agosto de 1882. En aplicación de la disposición adicional primera de la Ley 16/1985, del Patrimonio Histórico Español, pasó a tener la consideración de Bien de Interés Cultural.
El Monasterio Cisterciense se instala en su actual localización hacia 1162. Desde entonces, el monasterio se fue construyendo y ampliando a lo largo del tiempo. Presenta, principalmente, dos etapas constructivas: los siglos XII y XIII y los siglos XVI y XVII. En la primera se construye la planta típicamente cisterciense, alrededor del claustro gótico, y a la segunda pertenecen el claustro herreriano, el claustro plateresco -sobre el gótico- y el coro alto entre otros locales, manifestación del nuevo impulso que toma el monasterio en su andadura dentro de la Congregación de Castilla.