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Alberto Jiménez: “El planeta nos obliga a realizar un cambio de modelo y cuanto más tardemos, más traumático será”

Alberto Jiménez: “El planeta nos obliga a realizar un cambio de modelo y cuanto más tardemos, más traumático será”

Actualizado 22/08/2022 20:16

El astrónomo soriano lamenta que en Soria nos olvidemos que “el cielo es la mitad del paisaje” y denuncia que, después de 20 años, todavía están batallando para tener unos puestos de trabajo dignos.

Alberto Jiménez Carrera fue uno de los impulsores, hace ahora 20 años, del Observatorio El Castillo de Borobia. Un centro que, pese a poner al pueblo en el mapa y colgar el ‘completo’ en casi todas sus actividades, convive con el amargo sabor de las oportunidades perdidas por la falta de apoyo. (Descubre aquí cómo es una noche mirando las estrellas desde Borobia)

P: ¿Qué ha aprendido Alberto en 20 años mirando al cielo desde Borobia?

R: En este tiempo hemos aprendido mucha astronomía. A nivel técnico, nivel científico y a nivel divulgativo. Y siempre en vivo y en directo. También hemos aprendido mucho sobre gestión turística y hemos comprobado que es muy difícil trabajar en este sector en lugares donde, de primeras, no hay turismo. Promocionar un nuevo recurso es complicado, y en un pueblo como este en ocasiones te sientes muy solo si no se cuenta con el apoyo institucional desde la capital. Como experiencia personal, el proyecto es muy bonito y muy romántico y ha merecido la pena, pero quizá hubiéramos hecho otras cosas. Porque que después de 20 años de experiencia todavía estemos intentando conquistar nuestros puestos de trabajo es penoso.

P: ¿Cómo surge el proyecto?

R: En su momento fue un bombazo en la astronomía. Fuimos pioneros en cambiar los planetarios de las grandes ciudades por la observación en directo sobre el terreno. El observatorio surgió en una simbiosis entre las ideas de la Asociación Cultural La Raya y varias asociaciones astronómicas del norte de España. En ese momento había un grupo de gente muy potente en Borobia y, como todas las ideas, esta surgió en el bar. La difícil no es tener la idea, sino llevarla adelante. El Ayuntamiento la hizo suya y, con una subvención europea, se construyeron las instalaciones entre gente del pueblo. Se hizo y proyecto de gestión y se creo una empresa con acciones igualitarias entre 26 socios que eran todos astrónomos o vecinos de la zona. No se trataba de ponernos ricos, sino poner en marcha las instalaciones y crear un proyecto turístico que pudiera fijar en el pueblo puestos de trabajo de calidad. Sacar esto adelante ha sido un esfuerzo personal y colectivo de mucha gente.

P: ¿Qué faltó?

R: El problema es que la idea tenía dificultades de viabilidad económica, hay momentos en los que el cielo no está despejado o en los que hace frío y no se puede hacer la actividad. El problema nunca ha sido de público, al revés, esto está lleno siempre. Por ello siempre hemos querido construir un planetario de calidad que nos permitiese ofrecer una alternativa y estar activos durante todo el año. Hay colegios de Madrid que quieren venir a ver esto pero… ¿Dónde les metemos a dormir?

Por fin, después de 20 años y gracias a los fondos europeos, está planificado construir el planetario y otras infraestructuras turísticas que son necesarias en la zona. Esto permitirá consolidar la actividad durante todo el año, no tener que suspender sesiones y aumentar el número de turistas. Actualmente, en una temporada de 6 meses, unas 2.500 personas visitan el Observatorio y el objetivo es multiplicar por 4 el número de turistas atraídos. Si logramos meter aquí a 10.000 personas, esto es un bombazo turístico para toda la comarca”.

P: ¿Cómo es vuestro telescopio?

R: El Coyote es un smith cassegrain, un telescopio catadióptrico (combina lentes y espejos) con una distancia focal de 4 metros y una lente de 40,2 centímetros. Eso nos permite enseñar a la gente el cielo con mucha calidad, como nunca la ha visto. Es el sueño de todos los niños. Es el telescopio más grande que existe con ocular porque los que son más potentes solo se utilizan para fotografía de investigación. Tiene ya 20 años, con actividad a diario y el objetivo es cambiarlo cuando acabe esta temporada.

P: Se lleva años hablando de Soria como destino starlight, pero es algo que no termina de despegar…

R: Porque en realidad, no hay una apuesta seria por parte de las instituciones. No podemos vender siempre piedras. Una vez Alfredo Jimeno me dijo que el observatorio daba un punto de modernidad a esta provincia y a su turismo. En Soria tenemos, prácticamente, los mejores cielos y tenemos que protegerlos. Además, estamos muy cerca de Europa, pero a veces se nos olvida que el cielo es la mitad del paisaje y aquí solo vendemos la mitad del paisaje. Deberíamos tener más infraestructuras turísticas, más empresas y fomentar los increíbles castillos que tenemos como puntos de observación astronómica.

Para ello hace falta apoyo e iniciativa por parte de las administraciones. Realmente, en Borobia levantamos la liebre del turismo astronómico en España, pero como no hemos invertido otros muchos sitios nos han pasado por la derecha. En Soria vamos copiando lo que hay por ahí, pero cuando tenemos algo propio y nuevo no lo apoyamos. Aquí estamos 3 astrónomos contratados 6 meses al año como informadores turísticos… ¿así quieren que desarrollemos esto?

P: Recomendaciones para una persona que quiera iniciarse en esto de la astronomía

R: Lo primero es adquirir la costumbre de mirar al cielo. Reservar un tiempo por las noches para, bien abrigados, mirar al cielo. Podemos hacerlo con unos prismáticos normales. Si miramos hacia el sur, el centro de la galaxia, podemos ver nubes de gas y polvo. Luego podemos ir localizando las estrellas, nos compramos un planisferio o una guía básica de observación de objetos y nos vamos aprendido las constelaciones y luego empezamos a leer sobre astronomía básica. Y ahí, si nos hemos aficionado lo suficiente, tal vez sea el momento de comprarse un telescopio.

P: Según tenemos el planeta, mirar al cielo es una forma de escapar de él

R: Más que para escapar, nos tiene que servir para reflexionar. Nosotros somos una bolita muy pequeña donde están todas las cosas y eso es lo que tenemos. No hay más. La comunidad científica no tiene dudas de que, si no cambiamos y ponemos freno a esto, nuestra especie se va acabar más pronto que tarde. Nos estamos cargando el planeta y nosotros vamos a ser las víctimas. Necesitamos un cambio y, cuanto más lo retrasemos, más traumático tendrá que ser. No hay materias primas ni combustibles para sostener nuestro actual mundo. Incluso el sistema tecnológico nos está llevando a que tampoco haya trabajo para todos. Tenemos que replantarnos todo y es algo urgente. No es cuestión de ideologías, es que nos estamos jugando nuestro propio futuro.

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