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Menos edificios; más medios

Menos edificios; más medios

Actualizado 12/09/2022 09:18

Artículo de Patxi Irigoyen.

Sigo viendo obras un día tras otro en el Hospital de Santa Bárbara. Independientemente de que sean o no estéticamente aceptables, cosa que no veo en absoluto, sigo pensando únicamente que dichas obras no van a tener luego la repercusión que se busca con los servicios a prestar.

Los pacientes con apnea de sueño están esperando ahora más de cinco años para que sean debidamente estudiados; los que necesitan un oftalmólogo más vale que vayan a la óptica para seguir desenvolviéndose por si mismos; los que necesitan un estudio para corrección de problemas traumatológicos es preferible que se compren muletas….

Una y otra vez. Desde los médicos, escalafón profesional abandonado a su suerte desde hace más de cuarenta años, hasta los celadores, que tienen más de ordenanzas que de personal no sanitario en el ámbito hospitalario, entre otras razones porque el propio Servicio de Salud Regional no ha puesto ni un ápice de formación en sus conocimientos.

Y suma y sigue. Y, por hospital, que no quede. Y por publicidad, tampoco. Pero las vacaciones de los trabajadores sanitarios están en precario, porque salvo que no miren las listas de espera, no podrán coger los meses más acostumbrados a las mismas.

El colmo del desastre organizativo de la sanidad soriana será el cierre del Hospital del Mirón; el mejor edificio y más saludable que se ha construido entre todos los oficiales de nuestra ciudad. Con un diseño funcional, con terrazas y pasillos para paseo de sus habitaciones orientadas al mejor Sur de la ciudad; con un acceso más fácil de lo que ahora es normal, pero con un futuro incierto para algunos, ciertamente desafortunado para otros: su cierre cuando la Junta de Castilla y León, una vez más, dé la espalda a esta ciudad.

Poco o nada preocupa ahora que en Santa Bárbara las urgencias del mes de agosto hayan sido vergonzosas; con ausencia de salas de espera adecuadas, sin posibilidad de comprar una botella de agua para pacientes o acompañantes, con nula información de la ciudad para primeras necesidades de los ingresados por esas urgencias, y con un mal acostumbrado sistema de espera que se basa en aguantar en las puertas de las mismas horas y horas. Acabada en gran medida la pandemia, empezamos ahora la pelea por sacar adelante un sistema sanitario que en diez años va al desastre: con una infinidad de personal en las puertas de la jubilación y un ínfimo número de aspirantes que tienen mil y una trampas para poder ser profesionales de la sanidad. Sigue el cupo de estudiantes para medicina y enfermería, pero aumenta el número de vacantes en los mismos. No entiendo nada.

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