Artículo de opinión de Silvia Largo, portavoz de Soria ¡Ya!
Los veranos en Soria tienen algo que hace que todos acudan en algún momento para revivirlo como si fuera ayer. Tienen la sencillez de bajar cerca de casa a por el café de después de comer o de acercarte a la panadería de toda la vida. Tienen a decenas de niños corriendo por la calle, jugando al balón, al frontón o al escondite. Tienen ese ambiente de reencuentro con personas que hacía mucho tiempo que no veías. Y tienen también esos días de fiestas patronales en los que todo lo tradicional vuelve a estar a la orden del día.
En verano, Soria se llena. En verano, muchos de los que vuelven a Soria son sorianos que tuvieron que marcharse de la provincia. Muchos otros, hijos e hijas de esos sorianos que un día se fueron y ya no volvieron nunca. Solo para las vacaciones. Todos ellos nostálgicos de una tierra que tuvieron que dejar o en la que nunca pudieron vivir por la falta de oportunidades.
Los veranos en Soria tienen algo que en septiembre se termina, cuando las calles vuelven a vaciarse y quedamos los de siempre. Los que aún podemos estar viviendo en una provincia abandonada y carente de muchos recursos básicos.
Que bonito sería que todo fuera como en verano, que hubiera movimiento todo el año, con miles de estudiantes en nuestra universidad, cientos de niños corriendo en nuestras plazas y todo tipo de personas recorriendo nuestras calles y localidades con la seguridad de que no hay mejor lugar para vivir que éste, y que un día tuvieron que abandonar.
Luchar para que esto suceda y para que nadie más tenga que marcharse, es necesario que luchemos todos unidos. Ojalá que muy pronto, estar en el pueblo no sea cosa de unas simples vacaciones de verano, sino de una elección personal, en cualquier época de todo el año.