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Dejarlo todo por mudarse al pueblo

Dejarlo todo por mudarse al pueblo

Actualizado 13/11/2022 10:36

La recuperación demográfica de Villar del Río no se ha limitado solo a la apertura de la escuela. José Ramón Jurado lleva ya un año regentando la tienda de ultramarinos de la localidad y no podría ser más feliz. "Esto es calidad de vida, no tiene precio".

La escuela de Villar del Río ha vuelto a abrir sus puertas este año después de 43 años. Aparte de un gran hito para esta localidad de las Tierras Altas, es un signo de recuperación demográfica que viene motivado por la llegada de nuevos pobladores. En este caso, la vida trajo aún más vida y así llegó al Villar José Ramón Jurado.

Sus nietos son dos de los alumnos que comienzan ahora el curso en el aula de la localidad. Natural de Madrid, Jurado residía en Getafe cuando su hijo le habló de montar una tienda en el pueblo. En ese momento, lo tuvo claro. "Yo pedí la cuenta y le dije a mi jefe: no me renueves el contrato, que me voy a vivir a Soria", apunta Jurado. Porque aunque su familia fue la principal razón por la que se atrevió con este drástico traslado, existen muchos más factores. "Eso de perder 4 horas todos los días entre ir y volver de trabajar... aquí tardo dos minutos, además del aire limpio, el buen ambiente por la calle. Esto es calidad de vida, no tiene precio".

Gracias a la colaboración del Ayuntamiento y a la subvención que recibió de la Diputación Provincial, en poco tiempo lo tuvo todo listo para poder ponerse a trabajar y su tienda de ultramarinos ya se ha convertido en toda una institución en Villar del Río. Completamente adaptado a la vida rural, sigue "peleando" todos los días por seguir adelante, pero nunca se ha arrepentido del cambio. "La gente me pregunta si echo de menos Madrid y la verdad es que no, en absoluto".

Dice que no cambiaría su nueva vida por nada y que "ha caído bien en el pueblo". Todo, sin perder su esencia. El 3 de agosto de 2021 abrió la tienda de José Ramón, y desde entonces no ha parado de poner ritmo a las calles del Villar. "Yo estoy todo el día con música y que no falte la rumba y el gitaneo. Viene la gente y, ¡a bailar!", bromea Jurado.

Cuando llegan los meses de invierno y la tienda solo abre por las mañanas, trata de buscar distintos trabajos a través de los vecinos, ayudando en lo que pueda para conseguir quedarse allí. "No pienso nada en Madrid", afirma categóricamente. Ahora disfruta criando a sus nietos y regentando un negocio que le permite aportar al pueblo y llevar una nueva vida en una localidad que hasta hace poco parecía tener los días contados. Porque como prueba José Ramón, nunca es tarde para empezar de cero.

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