Fuentestrún, un pueblo soriano dividido por el bar
Mientras un sector del municipio quería que se quedara la arrendataria del local, el Consistorio manifiesta que “recibió amenazas y faltas de respeto continuadas por su parte”.
Fuentestrún, un pueblo soriano que cuenta con 12 habitantes y 42 vecinos censados, ha visto cómo en los últimos días se ha tambaleado su tranquilidad. Según ha podido conocer Soria Noticias por varias fuentes, la localidad se encuentra dividida por la marcha de la última arrendataria del bar.
Por una parte, un sector del municipio ha lamentado esta decisión tomada por el Ayuntamiento, recogiendo 137 firmas que han presentado en Diputación: “Sabíamos que no había buena relación consistorial con el bar. Nosotros estábamos encantados con ellos e incluso mandamos un correo para que se quedaran”. Por su parte, los regidores del municipio indican que han tomado esta decisión “por continuas faltas de respeto y por amenazas, centradas en la persona del alcalde”.
En la misma dirección, los máximos dirigentes de Fuentestrún hacen hincapié en que no son 137 firmas: “Han recogido 116. De esas, tan solo cuatro personas viven en el pueblo, 17 son hijos del pueblo y 18 hijos de descendientes. Hay incluso alguna que son de personas que llevan años sin venir y que no conocen a la encargada del bar. El resto son de gente que no tiene relación con nuestro pueblo”.
Con todo este contexto, los vecinos del municipio que estaban a favor de las personas responsables del bar celebraron una reunión para el puente de Todos Los Santos con 60 personas (según el Ayuntamiento, solo acudieron 16). En este primer encuentro, el sector descontento de Fuentestrún explica que “nos dijeron que ya veremos lo que pasa, pero al final nos han dado la puñalada por la espalda”. Ante esta situación, estos expresan en Soria Noticias que “pedimos la dimisión inmediata del alcalde y de sus concejales, no es normal que en tres años hayan pasado cinco personas diferentes por el establecimiento”.
En esa dirección, el Consistorio apunta que tres de los últimos alquilados se marcharon porque no querían renovar su contrato, mientras que el cuarto “fue retenido por la policía”, al mismo tiempo que afirman que "nadie nos ha mostrado su malestar por la calle". De esa manera, el equipo de gobierno incide “en que tan solo hemos decidido no continuar con esta última por no superar el período de prueba por su actitud, situación que explicamos en el último pleno y sobre la que nadie comentó”. A tal efecto, ponen énfasis en que tuvo comportamientos extraños, “diciéndonos que se le había roto el lavavajillas y que tenía las tuberías atascadas, pero luego cuando lo revisaban los fontaneros no pasaba absolutamente nada”.
Con todo ello, y por último, los vecinos delcaran que esta mujer daba muy buen ambiente al pueblo, sirviendo desayunos, almuerzos y comidas, siendo una parte muy importante de Fuentestrún. En cambio, el Consistorio destaca “que no les quería atender en algunos momentos a ellos y a ciertas mujeres”. De esa forma, el culebrón ha finalizado con la marcha de esta persona, apoyada por una parte del pueblo, y con la llegada de unos nuevos arrendatarios para continuar teniendo abierto este bar de la discordia.