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Tierra de pelea

Tierra de pelea

Actualizado 01/12/2022 10:42

"Más si bien las guerras y las tierras a veces no son justas, sí lo pueden ser las leyes y quienes las mandan". Enrique Rubio desde Berlanga.

A nadie le extrañará oír que la tierra es injusta. Que no siempre devuelve el esfuerzo que le ponemos, y que por mucho que sea la recompensa siempre nos gustaría un poco más. Y en esa pelea estamos.

Y a lo largo de siglos, por no decir de milenios, en nuestra tierra se ha peleado. Pelearon arévacos y pelendones con los romanos que nos vinieron a visitar, ganamos fama, perdimos Numancia y los de Lutia las manos. Pelearon cristianos contra moros y moros contra cristianos, murió Almanzor, nos quedamos con Gormaz. Peleamos con Durán contra franceses, les zurramos en Osonilla y nos quemaron Berlanga. Luego si por rey o reina, que si Carlos o Isabel y hasta hermanos con hermanos. Y en cada vez perdimos. En cada victoria y en cada derrota. Más si bien las guerras y las tierras a veces no son justas, sí lo pueden ser las leyes y quienes las mandan, porque nosotros en trabajar y obedecer no nos hemos quedado justos, quizá, más veces sobrados.

Enfrascado en estas lides de justicias y de historia voy de mi pueblo camino para la capital cuando al poco de pasar el Duero, entre amarillos otoñales de hojas de chopo dejo a un lado Andaluz. Y me acuerdo de varios Alfonsos. El primero el que resiste y reside todas las noches en el pueblo. Pero también de aquel Alfonso VI que tuviera a bien allá por el 1089 conceder a la devastada zona el privilegio en forma de fuero, con el que asegurarse quien le tributara, poblara y protegiera las despobladas tierras que las trifulcas con los Al- Hakam y Galif de turno hubieran desertizado.

Entonces pienso, que listo este Alfonso. Bueno, los dos. El uno por seguir y saber ser feliz en su pueblo y con su trabajo y, el otro, el del fuero, por lograr darle a la Villa y tierra de Andaluz 11.000 vecinos en esa época que nos dedicábamos a mandar gente a guerras y éramos en España menos que ahora. A mi parecer, mejor repartidos eso sí. También otros Alfonsos, por lo menos que yo me acuerde, el sexto en 1119 y el décimo en 1256 se fijaron en que esto estaba muy vacío, e hicieron uno un fuero que se le quedó corto, y el otro uno más largo que parece que funcionó.

Por si a alguno le suena raro lo de los fueros, y haciendo uso de Wikipedia para unificar criterios, uno se encuentra qué: Los fueros locales, fueros municipales o fueros eran los estatutos jurídicos aplicables en una determinada localidad, cuya finalidad era, en general, regular la vida local, estableciendo un conjunto de normas jurídicas, derechos y privilegios, otorgados por el Rey, el señor de la tierra o el propio concejo, es decir, las leyes propias de un lugar. Fue un sistema de derecho local utilizado en la península Ibérica a partir de la Edad Media, y supuso la fuente más importante del Derecho altomedieval español. También fue usado en Alemania.

Empezando por el final me fijo en la zona bábara, que se ve que también tuvo problemas y los resolvió a golpe de fuero para ser ahora motor del viejo continente. Pero les debieron de quedar sensibilidad y memoria por las ‘Europas’, porque se han dado cuenta de que o es así, o el 2086 celebramos el milenio del nombramiento del Cid señor de Gormaz menos de los que había. Será por eso que han decidido que lo de la fiscalidad diferenciada en una buena idea, que ya estaba inventada y que había funcionado con los 11.000 que había dicho llegaron a vivir en Andaluz. En el resto del camino que me queda para llegar a Soria y los restos de sus fueros, voy a tratar de entender por qué no nos llega un ‘fuero’ de verdad con esa fiscalidad diferenciada que puede ser un principio. No me gustaría pensar que es esta una tierra de nadie, arrasada entre guerras entonces y discusiones estériles y contradicciones ahora.

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