Este mes, en 'Al día con Itziar' nos sumergimos en el mundo del streaming y cómo la ausencia de intermediarios puede transformar por completo la imagen pública de una persona.
Internet no tiene edad. En el momento en el que logras subirte al carro de las tendencias, tienes en tu mano una herramienta de difusión que no conoce fronteras. La otra opción es ser consciente de tu propio desconocimiento, abrazarlo y usar la ingenuidad y la naturalidad a tu favor en un ambiente en el que todo, abiertamente o no, está guionizado.
El catastrofismo y la tecnofobia que cargan de odio el dicho "el mundo se está yendo a la mierda" no tienen sentido en este caso -ni en la mayoría-, porque 'los jóvenes' no hemos inventado ni la manipulación ni los realities guionizados. Pero volvamos al quid de la cuestión y al que ha sido el centro del movimiento mediático español a lo largo de estas semanas.
Luis Enrique se ha hecho streamer. Lo que puede parecer un simple entretenimiento ha sido, queriendo o sin querer, una magistral estrategia de rebranding que se ha convertido en una de las grandes anécdotas del Mundial de Fútbol de Qatar 2022. Pero, ¿es una anécdota más o es el comienzo de una nueva era?
El ya ex-seleccionador español ha transformado por completo su imagen y su popularidad entre los usarios de internet y redes sociales ha crecido como la espuma. Y todo por perder el miedo a enfrentarse sin intermediarios a una pantalla detrás de la cual hay millones de personas tratando de hacerle la pregunta más irreverente, para conocer desde su relación con su yerno futbolista hasta sus preferencias de ropa interior cual Pablo Motos.
La frescura, la cercanía y el carisma han sido en su caso la clave del éxito, pero Lucho podría empujar a cientos de personalidades de la Generación X, o incluso boomers, a la arena de combate que es el chat de Twitch. ¿Es arriesgado? Sí. Hay millones de personas a la vez diseccionando tu personaje milímetro a milímetro y palabra a palabra, pero eso solo hace el juego más divertido.