Durante la edad media, en plena reconquista un “gran poder edificador” mandó construir un castro y una muralla en la colina junto al Duero. Así lo demuestran las excavaciones e investigaciones realizadas en el Castillo que parecen resolver uno de los grandes enigmas de la historia de la ciudad de Soria.
Lo que hoy conocemos como la ciudad de Soria no se creo como una reocupación durante la reconquista de la península ibérica, sino como una ciudad nueva en el entorno del siglo XI. Además, Soria se diseñó y planificó con una ordenación urbanística tan avanzada y cuidada para su época que evidencia que fue impulsada por la realeza o por un poder (nobleza, iglesia…) que contaba con una potente capacidad edificadora.
Esta es, seguramente, la más llamativa conclusión de los primeros resultados ofrecidos por lo trabajos arqueológicos que se están realizando en la muralla del Castillo. Las investigaciones, impulsadas por el Ayuntamiento de Soria y financiadas en parte por el Ministerio de Cultura, proseguirán durante un par de meses más sobre el terreno.
Un total de 1.700 metros cuadrados excavados que Fernando Cobos, responsable del plan director de la muralla, y los arqueólogos Luis Alejandro García y Olmo de Diego definen como “el mejor yacimiento medieval de la provincia” con un “potencial muy prometedor”. Se espera que los trabajos permitan “acabar con las especulaciones sobre la historia de Soria” resolviendo el viejo debate entre la repoblación y la fundación ex novo de la misma a favor de la segunda.
Las excavaciones han sacado a la luz algo poco habitual en las construcciones cristianas de aquellas épocas, un sistema de canalización de agua diseñado e implementado al mismo tiempo que la muralla. Tan eficiente y avanzado era el sistema que los pobladores decidieron usarlo durante siglos, algo que ha dificultado la aparición de restos. A diferencia de lo que ocurre en otros yacimientos, no hay estratos que encapsulen el paso del tiempo, sino que la ciudad se ‘destruía’ y volvía a construir para aprovechar esa ‘red de alcantarillado’.
Esto ha provocado que los investigadores hayan tenido que excavar menos de lo esperado, llegando a zonas donde se ha bajado hasta 3 metros, pero siendo la profundidad media de solo 1 metro. Aunque los investigadores creen que es pronto para dar una fecha, la ciudad sería de Soria habría sido fundada entonces en torno al siglo XI pues los restos que se encuentran son mínimos y se remontan ya a la edad de hiero (500-600 años antes de Cristo).
Posteriormente a la fundación del castro y la construcción de la muralla, los asentamientos se fueron realizando fuera de esta. Hay que señalar que esta muralla del Castillo es distinta e independiente de la que protegía la ciudad (y cuyos restos pueden verse en la ladera de los 4 vientos o en la calle Puertas de Pro) y que data del siglo XIV.
Otro de los grandes enigmas del pasado de la ciudad tiene que ver con su herencia judía. Aunque los investigadores no pueden afirmar tajantemente que se haya encontrado la judería, si han aparecido vestigios como una janukia, una lámpara de siete velas “que solo usaban los judíos”. Los expertos confían en el “potencial increíble” de lo extraído (1.288 fragmentos), en las numerosas estructuras documentadas y en la posterior tarea de investigación para seguir aclarando la historia de Soria.
Para el alcalde de Soria esta intervención en “una de las partes más genuinas y originales de Soria” acerca a la población al conocimiento de su historia mientras permite recuperar un patrimonio que es motor cultural y económico. Una recuperación que se ha realizado buscando guardar un equilibrio entre lo natural y lo histórico y que sorianos y visitantes podrán disfrutar mediante un camino perimetral y varias pasarelas.
Así, nos acercamos cada vez a conocer el auténtico origen de la “ciudad fundacional” que hoy en día conocemos como Soria y que gobierna desde hace siglos la cabecera del Duero.