Olvidos y descuidos

Hubo épocas en las que pensé que las carreteras de mayor tráfico y de recorridos más favorecedores para el tránsito de mercancías eran el objetivo prioritario de las administraciones. Hubo épocas en las que llegué a soñar que conocería las autovías en mi provincia de Soria en los tres trayectos de más envergadura: Madrid, Zaragoza y Valladolid. Un día incluso llegué a soñar que desde Soria hasta Burgos podría ser posible conocer una carretera en condiciones. Sueños, y sueños rotos. Nada más que sueños rotos.

Pero, para colmo de males, tengo que soportar el olvido o el descuido, ya no sé, de señales de tráfico que reducen la velocidad de 90 a 80 porque se están haciendo obras, y cuando las obras se concluyen, acaban y terminan, parece que se olvidan de recogerlas. No deja de ser curioso, pero hoy en día, en la N-122 dirección Zaragoza, hay bastantes tramos de la misma que han visto mejorar su firme y tienen señales de obligado cumplimiento para reducir la velocidad, de modo que estamos obligados a viajar a 80 kms/h en tramos que se han mejorado, y volvemos a poder viajar a 90 kms/h en los que no están reparados. Es algo así como el mundo al revés.

El año 2022 pasará a la historia por muchas cuestiones, pero una de ellas, de las más graves, es la desfachatez de los políticos que hace cuatro días han votado para rebajar las penas de delitos cada día más graves: delitos de gentuza que con dinero público chapucea y gasta en drogas, fiestas y demás. En países avanzados y democráticamente sanos, a la primera de cambio el personal está en la calle -a lo mejor-, y en la cárcel -lo más normal-. Aquí, en nuestro país, están en el registro de entrada del consejo de ministros pidiendo, y obteniendo en muchos casos, indultos del Gobierno. Feliz 2023. Brindo con Vds porque éste sea distinto.