Artículo de opinión de Eder García, concejal socialista del Ayuntamiento de Soria.
Con la inminente llegada de las elecciones municipales se ha consumado la integración formal de la PPSO en el PP de Soria. Digo formal porque materialmente ya eran lo mismo. Nunca ha habido discrepancia en el proyecto, esencialmente porque el Partido Popular jamás ha tenido uno para esta provincia.
El recién enterrado partido no ha sido nunca una alternativa política, únicamente era la herramienta que se buscaron aquellos a los que no les hacían el hueco que querían en las filas y los cargos públicos del PP. Hasta el nombre está escogido con la intención de hacer visible su proximidad al partido donde militaban y al que han regresado.
En su afán por obtener representación y ser llave en Diputación para tocar pelo en el gobierno de la institución, la PPSO se revestía de un artificial sorianismo que ha dejado momentos que, como mínimo, se pueden calificar de curiosos.
Los que fueron procuradores del PP votando con la Junta de Castilla y León en contra de los intereses de Soria, han criticado a la misma cuando eran cargos de la Plataforma. También es verdad que los últimos tiempos, con la actual legislatura de la Diputación, esas críticas se esfumaron. Entiendo que por dos motivos: su anunciada reconciliación con la que fue su casa y el protagonismo de De Miguel tratando de salvar los muebles con la vergüenza de la CMA de Garray, proyecto estrella de su amiga agredeña -y también escindida- María Jesús Ruiz.
Ya están todos felices y amigos de vuelta en el PP, acosta de muchos dolores de cabeza y horas de negociación para ver dónde encajar cada nombre. Ese es el problema principal: nunca han debatido ideas ni propuestas para mejorar la vida de los sorianos y las sorianas, únicamente han cambiado cromos para que las suyas siguieran ligadas al poder en esta provincia. En resumen: los mismos de siempre haciendo lo de siempre.