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Tres décadas de cetrería en Soria

Tres décadas de cetrería en Soria

Actualizado 09/04/2023 08:11

Luis Miguel Bailas cuenta con más de 70 halcones en su centro de cría en cautividad en Ólvega. Su experiencia en el arte del adiestramiento le ha llevado a exportar ejemplares a países como Arabia Saudita.

A las faldas del Moncayo, en Ólvega, se encuentra la primera cetrería de Soria. Luis Miguel Bailas es su propietario. Lleva desde 1994 practicando las artes del adiestramiento de halcones, pero su pasión por estas aves se remonta a cuando era niño. Recuerda con nostalgia esa época en la que tan solo se podían visualizar dos canales de televisión. En uno de ellos, por las noches, se emitía ‘El hombre y la tierra’ presentado por Félix Rodríguez de la Fuente. Luis Miguel no fallaba a su cita y se plantaba frente al televisor para ver su programa favorito. Le impresionaba cómo manejaban todos los rapaces, pero en especial los halcones.

Siguiendo los pasos de su ídolo de la infancia, y animado por su curiosidad, siempre que podía se escapaba al monte para observar todo tipo de aves. Contemplaba asombrado su vuelo y conocía todos los nidos que había por la zona. Poco a poco, fue informándose de cómo podía tener estas majestuosas aves en propiedad. “Recuerdo que para adquirir mi primer halcón tuve que emplear el sueldo de dos meses y medio. Fue un peregrino al que llamé Sputnik”, afirma con una sonrisa en la boca. Con apenas medios para adiestrarlos, consiguió un emisor, dispositivo necesario para controlar su vuelo, pero con él apenas llegaba hasta los 8 o 10 kilómetros.

Un año después, se hizo con una hembra. Sputnik se emparejó con ella, hecho que Luis Miguel nunca pensó que llegase a ocurrir por la dificultad que conlleva que dos aves de estas características congenien y, más aún, lleguen a copular. Todavía hoy es un misterio para él, aunque cree que pudo encontrar el éxito en la forma en que los trataba. Estaba siempre con ellos, los volaba juntos, les soltaba las palomas a la vez, etc, lo cual hizo que creasen un vínculo para tener un polluelo. Según iban pasando los años se iba especializando en el adiestramiento, hasta que decidió presentarse a diferentes campeonatos de cetrería, e incluso llegó a organizar el Campeonato de España. Pero, sin ninguna duda, recuerda uno con especial ilusión, el Trofeo Reyes de Altanería (TROREAL), no solo porque se llevó el primer puesto gracias a que su halcón destacó por la altura que alcanzó, sino por quién estaba presente en el encuentro. “Tuve la suerte de coincidir con Aurelio Pérez, que era quien volaba el águila real con Rodríguez de La Fuente. Para mí fue un momento muy especial que desembocó en una gran y maravillosa amistad”.

Desde aquel entonces, muchas cosas han cambiado para este olvegueño. Su afición se ha convertido en su profesión. Actualmente cuenta con más de 70 halcones entre los que destacan ejemplares de peregrino, sacre y gerifalte, este último exportado principalmente a Arabia Saudita, país muy interesado en este tipo de halcones debido a su gran tamaño y majestuosidad.

Su día a día es más que ajetreado y su entrega al cuidado de las aves es casi plena. La dieta que tienen es muy estricta, básicamente se alimentan de codornices que Luis Miguel tiene que matar, preparar y ofrecer a los rapaces al instante, pues aunque estén en cautividad, el objetivo es simular que se encuentran en su hábitat natural para así no alterar su biología.

La nueva Ley

La nueva ley de Protección Animal le afecta directamente. La cría de halcones en cautividad no está sujeta a la actividad ganadera porque está considerada como innovadora. Por este motivo, Luis Miguel todavía desconoce cómo le repercutirá. Aún está a expensas de conocer cuál será el listado positivo definitivo, es decir, qué animales se podrán tener en propiedad y cuáles no. A esto hay que sumarle que en el artículado se establece la prohibición de poseer especies silvestres. “Si finalmente consideran que los halcones entran dentro de esta categoría, yo tendré que decir adiós a mi forma de vida”. La otra opción sería poner las maletas de por medio y trasladar su centro de cría a otro país, cosa que ya han hecho otros cetreros. Sin embargo, él no lo ve como una opción.

Un futuro incierto

Luis Miguel sigue con su día a día esperando que el tiempo le diga que la ley está de su parte. Por el momento prefiere no pensar en ello y centrarse en la profesión que tantas alegrías le da.

Tampoco tiene tiempo para ello, pues durante estos primeros meses del año tiene mucho trabajo. De estas fechas depende que la reproducción de los halcones, que se encuentran en celo, sea exitosa.

Si todo va bien, tanto laboral como jurídicamente, tendrá el placer de ver, durante muchos años, las futuras bandada de halcones sobrevolar los cielos de Ólvega mientras los adiestra.

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