Cientos de personas se han reunido en Castilfrío de la Sierra para despedir al escritor, quien en vida enseñó a todo aquel que le conoció que "la vida hay que vivirla libre"
Desde que se conoció la noticia de la muerte de Fernando Sánchez Dragó, rápidamente todos los medios de comunicación, tanto nacional como local, se han hecho eco de ello. Hoy martes, 11 de abril, ha sido el día en el que se le ha dado sepultura y Soria Noticias ha querido estar presente para dar un último adiós al escritor soriano.
Sobre las 4 de la tarde, la fotógrafa y maquetadora, María Sierra y yo hemos puesto rumbo hacia Castilfrío de la Sierra, lugar donde se le ha enterrado, pero antes hemos parado a repostar en la estación de servicio Las Casas, ya que nos pillaba de camino. La sorpresa nos la hemos llevado cuando un coche se ha parado a nuestro lado y nos ha preguntado que si íbamos al municipio donde Dragó tenía su segunda residencia. Cuando hemos contestado afirmativamente, un joven nos ha pedido amablemente si le podíamos acercar al pueblo. No tenía como ir y su plan era hacer autoestop. Obviamente, y como llevábamos los tres asientos de detrás vacíos, hemos accedido sin problema.
Con el depósito lleno, hemos puesto rumbo a nuestro destino. Y, como la profesión corre por las venas, y la curiosidad personal también, no he podido resistirme a preguntarle que si iba al entierro y si conocía al escritor. Nos ha contado que efectivamente iba al funeral, y que le conocía porque había acudido a diversas charlas, pero que no era íntimo conocido suyo. “Me gusta mucho cómo escribe. Para mí se ha ido el mejor escritor español que hemos tenido. Y, cuando me enteré de que había muerto y dónde iba a ser el entierro algo me dijo que tenía que venir hasta aquí para darle el último adiós. Solo quiero acompañarle”, nos comenta.
Seguimos nuestra charla, y con tan solo escuchar las palabras que le dedica me doy cuenta de que es un gran admirador de sus obras. Se ha leído todas y conoce al dedillo su vida, incluso nos cuenta curiosidades que desconocíamos. “Dragó era un amante de la cultura asiática. De hecho, lo que más me gusta de sus libros es que cuenta historias de aventuras donde él es el personaje principal. Además, escribía muy bien y te hacía sumergirte en su literatura con facilidad”.
Continuamos nuestra amena charla, hasta que me doy cuenta de que, a pesar de viajar juntos, no nos hemos presentado. Nos cuenta que se llama Santiago Rebole, que es de Madrid y que nada más salir de clases ha cogido un blablacar hasta llegar a Soria y encontrarnos.
Me sigue picando la curiosidad, al final nosotras vamos como medio de comunicación, pero él viene por iniciativa propia. Le pregunto que si espera algo en concreto del funeral. Me dice que no lo sabe muy bien. Le sorprende cuando le decimos que se va a llevar a cabo un acto religioso. “Pensé que no iba a haber misa como tal porque él practicaba el budismo y es algo que no me cuadra mucho”.
No es la primera vez que está en Castilfrío, hace años, motivado por conocer más a su escritor favorito, se acercó a la localidad para ver su casa desde fuera. “Tiene dos cabezas de buda muy grandes, uno sobre el muro y otro en la otra parte de la casa”, comenta.
Tras 25 minutos en coche llegamos a nuestro destino. Nos llama la atención la cantidad de seguridad que hay en el pueblo, sobre todo en torno a la casa y la Iglesia, que están muro con muro. Nos ponemos junto al resto de medio de comunicación mientras nuestro compañero se despide para dar una vuelta por el lugar. Hay más prensa nacional que local. Nos cuentan que llevan todo el día allí, mientras que los sorianos que han acudido durante la mañana han podido hacer un receso al mediodía para volver a casa.
No son ni las 17:00, y el calor aprieta, a pesar de estar en abril. Pasan los minutos y van llegando algunos vecinos y seguidores de las obras del premio Planeta. 15 minutos más tarde comienza el movimiento. Se acerca un coche y pronto podemos observar que dentro se encuentra Ramón Tamames, expolítico español, acompañado por su hijo y por Lorenzo Garrido, miembro de su equipo de la moción de censura. El historiador nos concede unas palabras “he venido a despedir a un gran amigo de la vida y maravilloso escritos que estaba en su mejor momento. Le iban a dar un premio, pero por desgracia venimos a darle el último adiós. Nos veíamos con cierta frecuencia y leíamos y escribíamos de todo. Además, tuvo la locura de proponerme para la moción de censura, que fue una experiencia única gracias a él”, cuenta con anhelo, “ayer cuando recibí la noticia fue como un golpe en la cabeza, me quedé anonadado, y he tardado en recuperarme un buen rato”. Tras estas palabras el economista, antes de entrar a la residencia del autor, ha anunciado que Santiago Abascal también acudirá al entierro.
Las sospechas de que venía el líder de Vox se confirmaban, y mientras esperábamos su llegada, han comenzado a llegar el resto de políticos y amigos de Dragó. El primero ha sido el Miembro del Congreso de los Diputados, Tomás Cabezón. Unos minutos más tarde ha aparecido la delegada de la Junta de Castilla y León en Soria, Yolanda de Gregorio, acompañada de la viceconsejera de Acción y Cultura, Mar Sancho. Tras ellas, el concejal de cultura en el ayuntamiento de Soria, Jesús Bárez. Y, por último, el diputado de cultura, Enrique Rubio. Todos se han saludado y se han mantenido al margen de los medios. No mucho después, se dejaba ver el presidente de Vox, Santiago Abascal. Todos los medios nos hemos acercado a preguntarle, pero él ha preferido no atendernos y tan solo nos dicho “vengo a acompañar a la familia en este momento” mientras se ha dirigido a saludar a los políticos sorianos. Tras ello, ha entrado en la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.
Han comenzado a repicar las campanas, y acto seguido se ha procedido a casar el féretro de la vivienda. Siguiendo el coche fúnebre hasta la iglesia se ha podido ver en primera fila a su hijo menor, Akela, junto a su madre y ex mujer del escritor, Naoko. Los dos muy conmovidos y emocionados entre lágrimas. Al lado, su actual pareja, Emma Nogueiro, a quién se le veía muy pálida y quien apenas tenía fuerzas para caminar. Unos centímetros más atrás sus otras dos hijas, Ayanta y Aixa, también muy afectadas. Y, tras ellas, cientos de amigos y conocidos, donde se ha podido ver a la actriz, Aitana Sánchez Gijón, al escritor de Valdeavellano, José Ángel González Sainz o la diputada en el Parlamento de Cataluña, Ana Grau.
No nos han permitido entrar en la parroquia, por lo que hemos tenido que esperar la hora que dura la misa en la calle, pero me he fijado en las distintas coronas que se han introducido en el interior de la iglesia donde he podido leer quién las ha mandado. Una procedía de la Junta de Castilla y León, otra del ayuntamiento de Soria, también ha habido de la Asociación de Periodistas Sorianos, pero ha habido dos que me han llamado particularmente la atención, una de la Asociación de Vecinos de El Collado, debido a que tenía una vivienda encima de la librería Las Heras, y otra del Presidente de la Junta autonómica, Alfonso Fernández Mañueco.
Cuando la misa ha acabado, familiares y amigos, entre lágrimas, se han acercado al cementerio para enterrarle. Tampoco hemos podido entrar, por lo que únicamente hemos contemplado la escena desde la lejanía. La primera en abandonar muy compungida el lugar ha sido Emma, quien no ha aguantado hasta el final del entierro. Poco a poco, todos han ido abandonando el lugar, hasta que finalmente Naoko ha sido quien se ha encargado de cerrar el cementerio y abandonar el lugar.
Cuando íbamos a volver a Soria, hemos visto que nuestro nuevo amigo Santiago nos estaba esperando para regresar con nosotras. Él sí ha podido entrar a la iglesia. Obviamente le hemos preguntado por cómo ha sido el acto. Nos dice que muy normal, y, que podría haber sido el entierro de cualquier otro vecino del pueblo. Sin embargo, sí que le ha sorprendido el hecho de que “tenía todo pensado y pactado antes de morir. Los sacerdotes los había elegido él. También cómo quería que transcurriese, e incluso la tumba llevaba hecha cinco años. También lo que iban a leer sus hijos al final de la misa”. Me ha picado la curiosidad por saber cuál ha sido la poesía que ha leído cada uno. “Los hijos, con la voz entrecortada, han leído ‘If’ del poeta Kipling. Y la pareja ha recitado, aunque apenas se le ha entendido porque estaba muy afectada, la poesía de Miguel Hernández, ‘Elegía’, uno de los versos favoritos de Dragó que habla sobre el desaliento, la muerte y la pérdida”. Nos quedamos sorprendidas ante lo que nos cuenta, son detalles que no nos esperábamos conocer. También nos dice que “mientras el ataúd estaba descendiendo, Dragó había elegido que sonaran tres de sus canciones favoritas, pero solo recuerda dos de ellas: ‘Concierto de Aranjuez’ de Paco de Lucía, y ‘Gracias a la vida’ de Mercedes Sosa”.
Mientras hemos estado en la carretera, nuestro tema de conversación ha sido principalmente el entierro, pero también si tenía pensado regresar a Madrid hoy o si se iba a quedar a hacer noche en la ciudad. El tiempo se nos ha pasado rápido en lo que charlamos de todo y de nada. “Otra curiosidad es que un hombre, que debía ser amigo del escritor, ha cogido al hijo pequeño de Dragó, y le ha leído una poesía”, nos cuenta como curiosidad. Hemos llegado a Soria y le hemos dejado para que coja el autobús de vuelta a su ciudad. Antes de despedirnos nos ha dicho algo que nos ha llamado bastante la atención “mientras estaba dando una vuelta por el pueblo, he conocido a una pareja que venía desde Benidorm, y ha hecho parada en Castilfrío en su trayecto a San Sebastián. Le conocían de haber hecho con él alguno de los encuentros eleuterios que organizaba”. Finalmente nos hemos despedido de él pensando en todo el legado que deja Dragó tras él, y sobre todo en la enseñanza que dejó a todo aquel que le conoció y le siguió “la vida hay que vivirla libre”.