Un breve análisis de la situación política en la provincia después de las elecciones municipales, que incluye a qué celebrity se van a parecer nuestros dirigentes cuando acabe el mes.
La historia del 28-M en Soria empieza en las anteriores elecciones municipales. El PSOE había ganado en número de votos y se iba a quedar la Diputación. Para que os hagáis una idea de por qué la Dipu es goals, subvenciona a municipios de menos de 20.000 habitantes, que en Soria son 182 de los 183. Pero el PP no quería dejarla escapar y pactó con la PPSO, un grupo que se fue del PP porque no les gustaba su rollo, aunque en 2019 ya se toleraban otra vez. Entre eso y un lío con el diputado de Ciudadanos, se quedaron con el gobierno y al PSOE le sentó fatal.
Así pasaron 4 años en los que PP y PPSO cada vez se querían más y al final dijeron: "unificamos el centro derecha". ¿Ha ido bien esa integración? Pues en algunos sitios la gente ha dicho, "a tope, mis dos favs se han vuelto a juntar", como en San Leonardo, y en otros, no les ha hecho gracia, como en El Burgo. Y es que allí PP y PPSO han tenido un montón de broncas y han terminando gobernando juntos pero dejando a uno del grupo fuera. Total, que el alcalde, uno de los políticos míticos de la provincia, va a tener que pactar si quiere seguir siéndolo, porque los socialistas han sacado bastantes más votos.
El PSOE, a diferencia de en el resto del país, lo ha petado en bastantes sitios. En la capital van ya por la cuarta mayoría absoluta (aprende, Mr. Handsome) y en Almazán, han arrasado.
Estos datos llevaron a los populares hasta el mental breakdown la noche electoral y pensaban que habían perdido la Diputación. Pero ahora, echando cuentas, nadie sabe todavía quién se la ha quedado y van a necesitar ayuda de los de arriba. Al final, unos y otros se van a quedar como Ariana Grande, sin más lágrimas para llorar.