El atleta confía en su trabajo y mira a los Juegos Olímpicos de París 2024 con el objetivo de asegurar su presencia en ellos.
Dani Mateo no ha vivido su mejor etapa como deportista en este comienzo de 2023. Tras difuminarse el sueño del Mundial de Budapest, el adnamantino se encuentra en una fase de recuperación, en la que cada vez mete más cantidad de entrenamientos, con la vista puesta en poner el cuerpo a punto para comenzar a preparar otras pruebas.
En ese sentido, el corredor quiere olvidarse cuanto antes de lo ocurrido en las maratones de Sevilla, en la que no logró la mínima para viajar a Hungría, y de Hamburgo, en la que se le lesionó y tuvo que abandonar en el kilómetro 30: “En la primera creo que me faltó la pizca de suerte que se necesita en el día de la competición porque venía en un nivel fantástico. En cambio, en Alemania me pudo más la ilusión, pero es cierto que nunca he confiado en encadenar dos carreras de esta envergadura, ya que es algo muy duro”.
No obstante, a pesar de esos varapalos, este se apoya en su experiencia para indicar que “ni cuando todo va bien nos vamos a comer el mundo, ni ahora se tiene que acabar”. En esa dirección, confiesa que le “fastidia” lo ocurrido porque le corta la progresión para unos torneos internacionales que “es donde más disfrutamos”. Con todo ello, expone que “hay que hacer borrón y cuenta nueva, mirando siempre hacia delante”.
Con esa madurez, Mateo afronta un verano distinto. Sin retos deportivos a corto plazo, enfoca los cinco sentidos en su futura paternidad: “La vida sigue y no tengo que dramatizar. No me doy cabezazos contra la pared. Creo que tengo que seguir trabajando de esta manera porque voy a volver a estar al mismo nivel que hace dos años”.
A tal efecto, expone que una de las ventajas que ha adquirido con el paso de los años es “saber hacer las cosas mejor, siendo más práctico y sosegado, porque todo volverá a su cauce, independientemente de que las últimas pruebas no han salido como desearía”. Asimismo, otro de los apoyos con los que ha contado durante toda su trayectoria es con un entrono que le ha permitido hacer lo que más le gusta. A ese respecto, el atleta manifiesta que su familia y amigos siempre han conocido sus sacrificios, recalcando que “tengo una suerte bestial por tener un círculo que me ayude tanto”.
Alentado por ese apoyo, este, acompañado por su entrenador y su manager, mira el calendario para encontrar sus próximas metas. Sin nada que le convenza en estos momentos de cara a septiembre y octubre, Mateo pone el foco en lograr la mínima para los Juegos Olímpicos de París de 2024: “El proceso para obtenerla será hasta finales de abril y tendré que bajar de las 2h 08min 10s. Si lo consigo supondría la confirmación de que el proceso que he llevado a cabo ha sido el bueno”.
De la misma forma, el soriano hace hincapié en que los viviría de una forma diferente a los de hace dos veranos, dado que “en los primeros uno tiene mucha ilusión y todo le parece muy bonito, mientras que a estos llegaría mucho más maduro, experimentando una sensación que no sé transmitir ahora mismo”.