¿Conoces la plaza de toros más antigua de la provincia de Soria?

Al sureste de la provincia se encuentra Deza, una localidad de menos de 200 habitantes que guarda una de esas ‘joyas’ ocultas sorianas. Y es que en esta localidad se encuentra la plaza de toros más antigua de la provincia en su emplazamiento original. Así lo explica su alcalde, Vicente Alejandre, que ha localizado registros de 1575 en los que se habla de encierros en la calle Del Corredero, la que sube hacia la plaza. “Otras de la provincia puede que sean más antiguas, pero no han permanecido en el mismo lugar”, destaca.

Sin embargo, en el s. XVI los encierros eran muy distintos: “yo creo que al principio no se mataba a los toros, porque hay anotaciones que dicen que se curó al toro, ‘padre de las vacas’”. Por ello, Alejandre cree que “al principio los corrían, pero no los mataban y les curaban las heridas que se hubieran hecho y los tenían de sementales para las vacas lecheras del pueblo; eran tiempos de precariedad en los que había que aprovechar todo”.

Investigando más en profundidad sobre estas festividades, el regidor ha podido localizar registros de hasta 3 corridas al año en la plaza durante el s. XVIII: “Las fiestas entonces eran de La Trinidad, pero si daba a luz la Duquesa de Medinaceli o la Reina de España, se celebraba así”, destaca Alejandre.

Toda esta información la ha obtenido gracias a un minucioso recorrido por las cuentas municipales de Deza a lo largo de los siglos. Esta investigación le ha permitido, por ejemplo, descubrir qué impuestos tenían que pagar los dezanos cuando acudía al pueblo un fraile para predicar en las fiestas, o un médico o un herrero.

Lamenta que las cuentas sean, ahora, más impersonales y que se hayan abandonado anotaciones como las que dejaron constancia de que hace siglos, se contrataba a “propios”, a peones, para llevar cartas de un pueblo a otro confirmando la asistencia a las celebraciones. “Propios” que, por cierto, eran contratados para un trabajo en concreto y entorno a ellos se instauró la expresión “ir de propio”, según recuerda Alejandre.