Fotos y video: ¿Sabrías entender el Whatsapp de nuestros abuelos?

Celebrar un nacimiento, lamentar una muerte, avisar de que había terminado la jornada en el campo, de que podían salir las caballerías, de que había fuego o de que llegaban los lobos. Antes de que los móviles convirtieran la información en un mensaje directo, los campanarios eran el medio de comunicación y expresión más importante de los pueblos. El sonido de las campanas no solo tenía una función religiosa, sino también civil y transmitía las noticias a todos sus habitantes a través de códigos y técnicas como el repique, el volteo o el medio volteo. Algo tan importante que el toque manual de las campanas español ha sido declarado patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO, aunque en la actualidad se trata de un lenguaje prácticamente olvidado.

“Ahora mismo estamos tan conectados y tan hipervinculados al teléfono que se nos olvida mirar al cielo”, destaca Santiago Martínez, vocal de la Asociación de Amigos de Santa Cruz de Yanguas. Y es que en este pueblo soriano se han propuesto recordar este lenguaje que tan importante fue para sus antepasados, el “whatsapp de nuestros abuelos”, a través de una jornada de recuerdo y homenaje, “para que no se pierda”. ?Gracias a la participación de la Asociación de Campaneros Zamoranos, han organizado una demostración de los distintos toques y su significado y también, han podido escuchar las campanas de su propia iglesia, tal y como lo hicieron sus predecesores.

“Normalmente vas a ver una iglesia y ves el coro, el retablo y poco más, pero no se suele acceder a los campanarios ni ver las campanas”, lamenta Martínez. Una parte del patrimonio y de la historia, aparte del lenguaje que protagonizaban, que suele pasar desapercibida. La iglesia de Santa Cruz de Yanguas está dedicada al Misterio de la Santísima Trinidad y cuenta con dos campanas: una de 1592, de 179kg de peso, 1,74m de circunferencia y otra de 1873, con un peso de 387kg y una circunferencia superior a 1,96m. El campanario guarda un par de anécdotas muy curiosas, como que durante las fiestas de la Santísima Trinidad de 1918, un niño cayó de la torre pero se salvó "al hinchársele la camisa que llevaba". También se guardan registros de otra persona que se precipitó desde lo alto al voltear las campanas, salvado por el nogal sobre el que aterrizó.

El mundo rural está repleto de un gran número de singularidades que se han convertido, con los años y la despoblación, casi en secretos e historias que descubrir. Y por ello es importante, según la Asociación, seguir poniendo el foco sobre las pequeñas cosas que eran parte indispensable del día a día de los pueblos. “Tenemos un patrimonio cultural que no conocemos en la mayor parte de los sitios pero no debemos permitir que se pierda”, recalca. Y más, teniendo en cuenta de que antes de que la globalización arrasara con todo, cada lugar tenía su propia forma de ser -y de tocar las campanas-.

?“Queremos dar a conocer la cultura de los pueblos pequeños, que no se queden despoblados”, añade. Hoy, en Santa Cruz de Yanguas se han dado cita más de un centenar de personas del pueblo y de otras localidades de alrededor, incluso un aficionado de Mónaco que se encontraba de vacaciones en la zona. Todo, para escuchar un sonido que evoca el pasado esperando poder, así, mantenerlo en el futuro.

Video de las campanas de Santa Cruz de Yanguas, a continuación:

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