Soria Noticias ha hablado con Daniel Hernández, uno de los miembros de la brigada de la BRIF de Lubia para conocer cómo fueron los trabajos realizados para sofocar el incendio de Tenerife que arrasó 14.000 hectáreas de monte.
Después de una semana de duro trabajo en Tenerife, los 17 miembros de una de las brigadas de la BRIF de Lubia han regresado a casa. Lo hacen con la satisfacción de haber podido ayudar a sofocar el incendio que ha azotado la isla canaria en los últimos días.
Soria Noticias ha tenido el placer de hablar con Daniel Hernández, miembro de la BRIF de Lubia desde 2007, para conocer con más detalle en qué han consistido los trabajos realizados.
El pasado 17 de agosto la brigada tomó rumbo a Canarias para ayudar a sofocar el incendio de Arafo y Canderalia, en Tenerife. “Nos avisaron durante la tarde anterior de que la autonomía canaria había solicitando nuestro refuerzo al haber pasado a nivel 2 de riesgo”. Y, en menos de 24 horas ya estaban en Tenerife, “fuimos con un billete de ida, pero sin saber cuándo regresaríamos dentro de los 10 días de estancia máxima”.
Cuando llegaron a la isla les recibieron con los brazos abiertos y con mucha gratitud por la breve respuesta que habían tenido ante la llamada. Los trabajos estaban coordinados por la BRIF de Punta Gorda, quiénes ya les habían asignado la misión que tendrían que realizar, lo cual facilitó e hizo más rápida la puesta en acción de los sorianos. En esta ocasión su labor fue lineal, es decir, que mantuvieron en un punto concreto “asegurando el perímetro hasta que cumplíamos con un horario de 12 o 14 horas diarias”. En concreto estuvieron en la zona de La Laguna, La Orotava, La Esperanza o el Parque Nacional del Teide, entre otras localizaciones.
Una de las complicaciones que se encontraron en todos estos puntos fue que se trataba de zonas con muchos pueblos, cuyos vecinos habían sido evacuados por el humo, lo que dificultaba su actuación debido al protocolo de actuación que tienen que seguir. Y, entre esas directrices se concretan las prioridades que siguen el siguiente orden de salvamento: vidas, bienes materiales y por último el monte, “es muy difícil acotar el incendio porque aunque no tenía un avance peligroso había que destinar muchos medios a las poblaciones”.
Otro problema fue el terreno volcánico en el que actuaban, pues una vez sofocado el fuego, tenía que mantenerse una vigilancia constante de la zona debido a que había muchas reproducciones, y lo que conllevó un gran despliegue de efectivos. Sin embargo, “fue muy enriquecedor profesionalmente para nuestra brigada el ir a las islas Canarias porque al final es salir de nuestro entorno y estar en un suelo con combustible aprendemos a desenvolvernos en otros entornos”.
Si bien la BRIF local tenía todo coordinado, al ser un incendio de grandes dimensiones -arrasó 14.000 hectáreas en una semana- tenía sus complicaciones. Es por ello que, para hacer la labor más fácil, la zona afectada fue sectorizada, y cada una de estas áreas se asignó a las diferentes brigadas que llegaron hasta allí, que en este caso fueron seis BRIFs procedentes de distintos puntos de España.
Una vez allí, “hay un puesto de mando avanzado que organiza a los medios aéreos, a los terrestres y la logística. A nosotros nos adjudicaron un jefe de sector, que suele ser el que nos indica dónde y cómo vamos a trabajar y que nos dice cómo cree que está la zona”. Posteriormente, toda la brigada, junto al jefe, se reúne para contemplar cuál sería la mejor forma para atacar el incendio y de asegurar la zona que nos solicitan.
En esta ocasión, por las características del incendio, los trabajos se realizaron desde el suelo, algo a lo que el equipo soriano no está acostumbrado, pues en Lubia disponen de helicópteros que utilizan en sus salidas y que “son nuestros ojos desde el cielo. Al no contar con ello ha sido más difícil trabajar porque era algo nuevo”. A pesar de este inconveniente, asegura que “nos ha servido para incrementar nuestra experiencia y para conocer cómo se trabaja en otros lugares”.
Finalmente, y tras cumplir con siete días de incesable trabajo, Hernández afirma que "por fin pudimos ver el mar y el Teide, algo que fue imposible desde que pisamos la isla el primer día". El incendio ya está sofocado y estos héroes sin capa ya se encuentran en sus hogares en Soria.