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Beatriz Sainz: "En la torreta te acostumbras a pasar tiempo en soledad"

Beatriz Sainz: "En la torreta te acostumbras a pasar tiempo en soledad"

Actualizado 29/08/2023 20:05

Beatriz Sainz Hoyuelos se siente una privilegiada y disfruta con pasión de su trabajo. Desde la torreta de Cabeza Alta (Duruelo) y en turnos de 10 horas, vigila y detecta el humo de cualquier fuego que pueda iniciarse en la comarca de Pinares.

Muy consciente de su responsabilidad, Beatriz Sainz asegura que “te acostumbras a pasar tiempo en soledad”. Esta ingeniera forestal ha querido que su profesión sea vigilante de incendios forestales, algo que le satisface y le hace feliz, sobre todo desde que hace dos años pudo coger plaza en la torreta de Cabeza Alta, “una de las más bonitas. Es un privilegio trabajar aquí y con unas vistas tan espectaculares como las que disfruto”.

“Los que elegimos esta profesión es porque nos gusta estar en contacto con la naturaleza, porque hemos estudiado algo relacionado con el medio ambiente, o porque somos de algún pueblo de la zona”, señala Beatriz Sainz, que nació en el pueblo burgalés de Monterrubio de la Demanda. Además, por si hubiera alguna duda de su vinculación y conexión con el entorno, a su hija le ha dado el nombre de Neila, localidad burgalesa. Dice que “lo llevamos bien. Se piensa mucho, y observando con cuidado y atención, se pasan las horas”.

Los momentos más complicados que recuerda son las tormentas “durísimas” que ha vivido en el puesto de Peñaguda, en Neila (su primer destino), que está a mucha altitud y sobre un escarpado rocoso, “donde llegan y rompen de una manera tremenda en ocasiones”. Esa sensación envolvente de escuchar los truenos y ver los rayos a tu alrededor, ese vértigo…”, recuerda. Pero estar pendiente de los rayos que caen y dónde es una de las responsabilidades. Una información que aporta el Centro Provincial de Mando (CPM), que recibe todos los datos de los puntos de vigilancia. “Además de lo que los vigilantes sabemos, que tenemos nuestras propias aplicaciones”, añade Sainz. El rayo puede estar latente en la tierra, en las raíces, quemando sin llama, sin humo, hasta hacerse visible en un par de días o más, “por eso tenemos que estar muy atentos”, remarca.

Resulta inevitable que aparezca la cuestión del cambio climático. La vigilante en Cabeza Alta está convencida que sí, que el tiempo de Pinares ha cambiado en los 25 años que lleva en las torretas. “Cuando comencé en Neila, me incorporaba el 15 de julio y había neveros, y cuando lo dejaba a mediados de octubre ya nevaba. Eso ya no pasa ahora”, apunta preocupada, añadiendo que los veranos son más largos y los montes están mucho más secos.

¿Cómo se actua en una torreta?

Pero, ¿en qué consiste el trabajo de un vigilante de incendios forestales? La información de la visualización de humo se traslada al CPM, donde se cruzan los avisos con otras torretas que hayan podido verlo y, ya sabiendo el punto exacto, se gestiona el incidente y el envío de los medios antiincendios, a través del agente medioambiental, para extinguir rápidamente el conato.

El trabajo del vigilante, según explica el manual de la Junta de Castilla y León, consiste en la detección temprana e inmediata del humo, la localización, su transmisión al CPM y, en su caso, aportar otras informaciones complementarias útiles, como es detallar el tipo y color de humo, la vegetación afectada, los bienes amenazados, la evolución del fuego, las condiciones meteorológicas, accesos y otros datos útiles que ayuden a la rápida localización y extinción. “Siempre con una información rápida, clara, breve y precisa”, subraya Beatriz Sainz, para dejar libre la emisora y que el CPM y los responsables del operativo puedan comunicarse con agilidad.

Insiste en que la coordinación y el trabajo en equipo resultan fundamentales. Lo sabe bien porque ha estado vigilando en lugares distintos, y también dos temporadas de escucha en el CPM de Soria, lo que le permite -junto a su formación- tener un visión amplia y completa de la compleja gestión de la prevención y lucha contra los incendios forestales.

“Cuando empecé, para ser vigilante te hacían un examen sobre la zona en la que querías trabajar, para demostrar que conocías bien el terreno y la toponimia. El personal del puesto o los agentes medioambientales solían ser gente del entorno, que se conocía el terreno al dedillo. Ahora, todo está profesionalizado”, explica Sainz.

Como no hay unas exigencias formativas concretas, describe que el perfil de los vigilantes es muy variado, personas de la zona, profesionales y graduados del ámbito del medio ambiente (ingeniero forestal, agente medioambiental, biólogo), o estudiantes. “Eso sí, a todos nos une el interés y la pasión por la Naturaleza”, afirma. Las torretas están mucho mejor acondicionadas y son más acogedoras, indica La novedad de este año es la instalación de un baño portátil.

El cambio climático

Afortunadamente, a Beatriz Sainz no le ha tocado detectar un gran incendio. Avisos ha dado muchos en tantos años, pero de fuegos menores. Por ejemplo, avisó del conato de Duruelo en mayo. Resalta la elevada concienciación de la sociedad soriana (a la que apela), la adecuada gestión del monte, especialmente en Pinares, o el compromiso profesional y la preparación del personal que trabaja en la prevención de incendios forestales en la provincia. En Pinares, el riesgo está en los rayos; y en puntos de vigilancia de zonas con más terreno agrícola, como Lubia, hay que estar alerta por las labores con maquinaria, que pueden provocar chispas fatales.

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