Los deberes de los políticos sorianos

Este septiembre comienza un nuevo curso. Un curso que no solo es escolar, sino también político. Y se podría decir, sin miedo a equivocarnos, que comienza una nueva legislatura. Con las elecciones municipales celebradas a finales de mayo y el impás que supusieron las generales, poco o nada se ha avanzado en estos meses.

Todo, aunque en la mayoría de los grandes centros de poder de la provincia (ayuntamiento de la capital, Diputación, Almazán, Ágreda, Ólvega, Golmayo e incluso El Burgo) ha reinado la continuidad. Sea como fuere, toca apartar las necesidades y obligaciones del partido y dar por concluidas las (merecidas o no, eso ya quedará en el criterio de cada uno) vacaciones para ponerse a trabajar en las necesidades, que no son pocas, de los vecinos de esta provincia.

Se viene una legislatura donde ya no tendremos a la pandemia como excusa para todas aquellas promesas incumplidas. 4 años en los que veremos cómo se van concretando todos esos proyectos vinculados a los fondos europeos de los que tanto hemos venido hablando en los últimos años. Con la continuidad en los equipos de gobierno, tengo mucha curiosidad sobre cómo funcionarán las nuevas oposiciones en Diputación y Ayuntamiento. Tanto PSOE como PP hicieron dejación de funciones en su tarea de oposición a Serrano y Mínguez, respectivamente, los últimos años. Es difícil lidiar con una mayoría absoluta, y ambos deberán hacerlo hasta 2027, pero los sorianos se merecen unos políticos (a los que también se paga por hacer su trabajo de oposición) que controlen a sus gobernantes, que denuncien los desmanes y que arrimen el hombro con ideas y trabajo.

Lógicamente, los deberes no pueden ser mayores para la oposición que para el gobierno. El Ayuntamiento de Soria debe actualizar sin demoras su Plan General de Ordenación Urbana y su Relación de Puestos de Trabajo y la Diputación tiene que concretar y reforzar de una vez sus parques de bomberos y meter mano al agujero negro que son las residencias. Hay mucho más (desde la imperiosa necesidad de ir llenando el PEMA y Valcorba, al requerimiento de mayor transparencia, pasando por el desbloqueo de proyectos como la ampliación de la Audiencia o un ATI que no termina de despegar y donde habrá que ir empezando a pedir responsabilidades) pero estos 4 asuntos son internos y de gestión y dos gobiernos con mayoría absoluta no deberían tener excusas para no afrontarlos.

Y llegados a este punto, mi lado friki-político me impide no confesarles que, aunque lo haya llamado legislatura durante todo el artículo, las entidades locales no hacen leyes y, por tanto, no tienen legislaturas como tal, sino mandatos de 4 años. Las legislaturas son exclusivas de los órganos legislativos que, en España, son los 17 parlamentos autonómicos y el Congreso y el Senado, donde -no sé si lo saben- se vienen meses apasionantes. Pero eso ya es harina de otro costal.