Las lluvias de estas últimas semanas podrían salvar la temporada, aunque podría retrasarse por la sequía de este verano. Sin embargo, no todas las variedades de esta temporada micológica florecen a la vez.
El fin del verano es una de las épocas del año más esperadas en la provincia de Soria. Y no es porque a los sorianos no nos guste disfrutar de vacaciones y el buen tiempo. Lo que pasa es que cuando termina el verano empieza el otoño y eso, para muchos, significa una cosa: setas. La micología es la gran protagonista de estas fechas y millones de amantes del monte están listos para salir a buscar estos manjares de la tierra y disfrutarlos integrados en deliciosos platos. Sin embargo, hay muchas cosas que es importante saber para aprovechar al máximo esta temporada de setas de otoño.
Aunque podríamos empezar con malas noticias para los entusiastas de la micología por lo que pudiera suponer un retraso en la campaña, la cosa parece no pintar del todo mal en lo que es retraso en la recolección. Aunque a lo largo de todo el año se pueden disfrutar de distintas variedades de setas, como las estivales amanita caesarea y boletus aereus, las referidas para el otoño siempre son las más cotizadas. Quizá ahora, o en escasos días, puedan obtenerse los primeros frutos, aunque la sequía de agosto no ha propiciado las condiciones de humedad para aflorar, bien es cierto que las expectativas pueden ser optimistas.
Teniendo en cuenta que ya se encadenan varios ciclos bastante escasos, las precipitaciones de estas últimos días podrían dar un giro a las previsiones hace unos meses. Pero la lluvia no es el único ingrediente que emplea la naturaleza para ‘cocinar’ las setas. Las temperaturas no deben ser extremas, ni mucho calor, ni mucho frío, así que si empieza a helar pronto, adiós a coger la cesta y la navaja. Para la sabiduría popular, el suelo ha de conservar la temperatura para facilitar la maduración de las esporas, esas 'semillas' que dan origen a los hongos, que por otro lado, no pertenecen al reino vegetal: crecen en el suelo, tienen su particular metabolismo, pero no. Es el reino fungi.
No todas las variedades de la temporada florecen a la vez. Los primeros en aparecer, para empezar fuerte el otoño, son los boletus edulis, también llamados migueles, porque se dejan ver coincidiendo con la festividad de San Miguel, el 29 de septiembre. Eso sí, se esconden cuanto empieza el frío.
Las setas de cardo también suelen ser bastante tempranas. Luego van apareciendo lepistas, como las pie azul y lactáreas, como los níscalos, que son más resistentes al las bajas temperaturas y suelen aguantar hasta el final de la temporada, incluso ya en pleno invierno. Las lepiotas, conocidas como parasoles, suelen encontrarse al borde de claros y veredas y aparecen después. Los tricolomas, como la negrilla o la capuchina tienden a cerrar la temporada entorno al mes de noviembre.
Prácticamente todas las variedades son ‘amigas’ de las zonas de monte y aparecen en pinares. Por ejemplo, los boletus u hongos, los grandes reyes de la temporada otoñal, suelen encontrarse al principio en los valles de las zonas boscosas de pinos y según avanza su ciclo hay que ir más arriba para encontrarlos, hacia las cumbres, ya que suben buscando humedad -todo hasta que empieza a helar, claro-. A los níscalos les gustan las zonas de coníferas, los parasoles aparecen al borde de claros y veredas y las amanitas (de verano, pero que se mantienen al principio del otoño) eligen claros de robledales y hayedos.
Por el contrario, las setas de cardo reciben su nombre de las microrrizas (asociaciones simbióticas) que forman con estas plantas, por lo que crecen en zonas de campo. Páramos para el cardo, prados con abundante pasto fresco para las populares senderillas son algunas de las recomendaciones de los expertos.
Los entusiastas de la recolección se documentan cada año sobre datos de lluvias en sus zonas favoritas y también sobre las temperaturas. De mantenerse la suavidad en los termómetros y con las lluvias que han visitado últimamente la provincia no está de más comprobar datos que ofrecen distintas web en materia meteorológica para valorar qué lugar es el idóneo para salir al campo. Eso sí, sin olvidar la correspondiente licencia y siempre con el debido respeto al monte.