La carta de despedida de un cardiólogo a Soria, su sanidad y sus pacientes

Alguien me enseñó una vez que la valía de una persona no se mide por los hitos que consigue, sino por la cantidad de buenos recuerdos que se siembra y recoge allá por donde pasa. Hace más de 3 años llegué a esta tierra a ejercer como cardiólogo y, tal vez, por mis raíces en un pueblo de la sierra de Guadalajara empaticé tan rápido con Soria y sus habitantes. En este tiempo, siempre he tratado de ejercer mi trabajo con la mayor profesionalidad y cercanía posible, supliendo mi inicial falta de experiencia con entrega y dedicación. Aquí me he hecho médico de verdad y me he sentido valorado como nunca por ustedes y mis compañeros. A todo el personal del Hospital Santa Bárbara quiero agradecerle la ayuda desinteresada que durante este tiempo me han brindado y felicitarles por todo el trabajo realizado. Finalmente, debo disculparme de antemano con mis pacientes por los errores que haya podido cometer, y en especial por tomar la decisión de marcharme a Burgos, en pos de una ambición profesional en el campo de las arritmias cardiacas. Será un punto y aparte, pero nunca un punto y final. En la distancia seguiré vinculado con esta provincia y con todos aquellos que requieran una intervención para sus arritmias.

Me marcho con la ambivalencia de quién persigue un sueño, pero con la certeza de dejar atrás el lugar en el que ha sido y se ha sentido feliz como en ningún otro sitio. Volveré a tomar los torreznos pendientes, a futuras carreras. Pero volveré en especial porque Soria y su gente merecen la pena. A partir de hoy el caballito de Soria no solo adornará mi coche, sino también mi corazón. Confío en que, aquellos que me conocisteis en este tiempo, me recordéis por ser más persona que atleta y más atleta que cardiólogo. Soria; ¡hasta siempre!, por ahora.

Daniel Cantero Lozano. Cardiólogo Hospital Sta. Bárbara de Soria