Casa Zapata se despide de los sorianos después de un siglo en El Collado

Pepe nos abre las puertas de Casa Zapata para hablar de despedidas. Después de 110 años en el Collado, esta emblemática tienda que ha llevado a la ciudad de la mano por todos los avances tecnológicos del último siglo, se prepara para decir adiós a los sorianos. A mediados de diciembre cerrará por última vez.

"La edad y la familia", nos dice Pepe Zapata, de 70 años, sin un rastro de victimismo en la voz. A sus hijos "les va muy bien" en sus respectivas carreras profesionales y no ha encontrado relevo generacional para la tienda. "El consumidor ha cambiado, se ha notado en el negocio y llevo unos años pensando en jubilarme, pero sigue viniendo gente", recalca. Eso sí, le da "mucha pena", porque no sólo se tendrá que despedir de su comercio: "El negocio siempre me ha gustado mucho y estar en el Collado, más".

Igual que la tecnología, Casa Zapata se ha ido adaptando a los tiempos y desde que el abuelo de Pepe comenzara hace 110 años vendiendo radios, transistores y máquinas de coser, no ha parado de evolucionar "según salían los productos". Las primeras televisiones y videoconsolas de muchos sorianos han salido de esta tienda y en eso tiene mucho que ver una persona en concreto. "Mi tía Dolores se encargaba de ser puntera, en cuanto salía algo nuevo ella estaba allí. Valía mucho y lo hacía muy bien", recuerda. Sus tíos y su padre tomaron el relevo de su abuelo ofertando televisores, videos y música mientras Pepe, el único de sus hermanos que siguió los pasos de su familia, se dedicaba a la instalación para luego tomar el relevo.

A lo largo de su última etapa, la instalación de antenas y la televisión digital han sido sus principales áreas de negocio, aunque la cosa ha cambiado mucho. "La clientela que nosotros teníamos era muy familiar. Como estamos en el centro todos nos conocían y vendíamos mucho a plazos", explica, mientras aclara que "la gente siempre ha respondido bien". La llegada de los grandes distribuidores de tecnología y, después, del comercio online, les ha afectado "como a todo el mundo". Sin embargo, Casa Zapata no ha perdido su clientela al mantener un trato cercano y encargarse de la instalación de los productos, algo que ayuda sobre todo "a la gente mayor". Porque los jóvenes, cuenta entre risas, "ya están más enterados que nosotros".

"He visto de todo"

Estar en el centro no sólo ha sido una oportunidad comercial para Casa Zapata. Después de llevar toda la vida en El Collado, Pepe cuenta que ha "visto de todo". "Aquí me enteraba de cuándo hacía uno la comunión, cuándo hacía la boda, cuándo se enfadaba el marido con la mujer... de todo", recuerda. Y lo ha visto desde un local que, por ahora, quedará vacío esperando a alguien que quiera devolverle la vida. "Con el tiempo, a ver si lo alquilo para poder irme de vacaciones, que si no con la jubilación no me llega", bromea Pepe.

Ahora, a punto de decir adiós a su tienda, los recuerdos parecen invadirlo todo. Nos enseña una foto de cuando las máquinas de coser Alfa eran su gran estrella, tal y como se podía leer en su fachada, y su tía y su madre enseñaban a utilizarlas en el propio local. Pero es en la trastienda donde nos topamos con la verdadera razón de su jubilación. Arropando otro recuerdo, ese recorte del periódico que inmortaliza el reconocimiento que les dedicó Digital + por su labor, hay decenas de fotos de sus niños. Imágenes que le hacen tener presente que quedan muchos recuerdos por crear. "Por ellos me retiro", asegura.

En un mes Soria tendrá que decir adiós a un legado que abrió la ciudad a nuevos horizontes y a un emblemático comercio por el que, como dice su dueño, "todos los sorianos han desfilado". Pero al despedirnos Pepe deja, todavía, la puerta abierta.