Guía del Cañón del Río Lobos, una fortaleza natural

Hace 800 años, un grupo de caballeros templarios decidieron construir su ermita en un recóndito paraje de la provincia de Soria. Habían llegado allí siguiendo un camino tallado por el paso, a lo largo de milenios, del Río Lobos. Una senda bordeada por altísimas paredes de roca caliza les llevó hasta un lugar mágico vigilado por una oscura cueva en la que mucho antes que ellos, otro grupo de humanos que también había sentido el poder de este lugar, había dejado un testimonio pictórico de su paso por el Cañón. Ocho siglos después todavía se puede disfrutar de este lugar mágico. Pero ahora sí, vamos a empezar por el principio.

Información básica

El Cañón del Río Lobos es un Parque Natural ubicado al noroeste de la provincia de Soria, aunque aproximadamente un cuarto de su superficie pertenece a la provincia de Burgos. Se sitúa entre la Cordillera Ibérica y la alta meseta del Duero y se extiende a lo largo de 7 municipios (San Leonardo de Yagüe, Casarejos, Herrera de Soria, Ucero, Nafría de Ucero, Santa María de las Hoyas y Hontoria del Pinar, el único municipio burgalés).

Como su propio nombre indica, se formó con la erosión del río Lobos, que moldeó unos característicos y escarpados farallones que construyen uno de los paisajes más bonitos de España. Paredes de roca caliza mesozoica que se disuelve con el agua y en la que también se han formado cuevas y simas, creando un gran sistema de acuíferos subterráneos.

Esta fue una de las primeras áreas protegidas de Castilla y León (tanto el propio cañón, de más de 24km de longitud, como toda su zona de influencia), siendo declarada Parque Natural en 1985. Además, es Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Zona de Especial Conservación (ZEC). Este parque natural es uno de los de mayor afluencia en toda la comunidad, recibiendo a más de 150.000 visitantes cada año.

Flora y fauna

Y es que este paraje es muy especial por innumerables razones. La primera, es que es hogar de cientos de especies autóctonas. En lo que se refiere a flora destacan, sobre todo, la sabina albar y el pino laricio, que se pueden encontrar a lo largo de todo el cañón. Las sabinas más en la parte soriana y los pinos, más en la burgalesa. Sin embargo, en una pequeña zona en la senda forestal que nace en el parking de Valdececa y que lleva hasta la ermita puede verse al principio del camino una especie a cada lado: sabinas a la izquierda y pinos a la derecha.

Si hablamos de fauna, la especie más célebre del parque natural es el buitre leonado. Actualmente en esta zona protegida hay más de 600 ejemplares censados de estas aves, 200 de ellos parejas que ponen huevos en el cañón, especialmente en dos zonas de reserva. Los buitres ponen sus huevos en enero y a finales de marzo y primeros de abril nacen los pollos, pero hasta julio no vuelan. Estas fechas son clave si quieres disfrutar del vuelo de estas aves durante tu visita, porque de enero a julio cuando los adultos tienen que alimentar y cuidar de las crías, el acceso a esas zonas está más controlado y los grupos de entre 20 y 50 personas necesitarán un permiso especial. Sin embargo, entre finales de julio y principios de agosto, los ‘recién nacidos’ aprenden a volar y están perdidos, así que es cuando más se dejan ver.

Existe, además, una especia de tortugas autóctonas del Cañón del Río Lobos, que habita en el tramo del río entre el parking de Valdececa y la ermita y en las grutas y cuevas del parque viven 9 especies distintas de murciélagos.

Patrimonio

La segunda cosa que hace tan especial el Cañón del Río Lobos es que en su interior existe una ermita tardorrománica o protogótica de principios del s. XIII construida por la Orden del Temple, los templarios. Esta edificación está repleta de enigmáticos símbolos y tiene claras influencias orientales, por la vinculación de esta orden con Tierra Santa y las cruzadas, trayendo a Europa costumbres y estilos de Oriente.

Durante el solsticio de invierno, el sol ilumina una losa en el interior de la ermita en la que está representada la Cruz de la Orden del Temple, siendo esta solo una de las misteriosas curiosidades que rodean San Bartolomé. Uno de sus elementos más representativos es su rosetón con una estrella de 5 puntas, que se ha convertido en uno de los símbolos del parque natural. A poca distancia de la ermita se encuentra el Colmenar de los Frailes, que albergaba colmenas de la comunidad templaria.

Junto a la ermita de San Bartolomé se encuentran las cuevas homónimas, que albergan en su interior pinturas rupestres de la Edad del Bronce, es decir, de entre el año 3.300 y el 1.200 antes de nuestra era.

Desde el fondo de esta gruta se obtiene una de las vistas más típicas de la ermita ya que el visitante, rodeado de oscuridad, podrá ver con claridad el templo bordeado por la roca. La visita a esta zona del Cañón no está completa sin una subida a El Balconcillo. Este mirador, señalizado en el entorno del templo, ofrece unas vistas únicas de la naturaleza autóctona, a través de una especie de ventana rocosa. Eso sí, la subida no es apta para senderistas con vértigo y será necesario algo más de agilidad de la que requieren las otras sendas.

Punto de energía

Una de las razones por las que la zona de San Bartolomé es la más visitada del Cañón es porque es un punto telúrico, una zona de energía. Lo más curioso de todo es que si coges un mapa de la Península Ibérica, esta parte del Parque Natural se encuentra en un punto equidistante entre los cabos de Creus y Finisterre (los más al este y al oeste).

Aparcamientos y servicios

Para disfrutar de este Parque Natural existen infinidad de rutas y en prácticamente todos los casos, lo más conveniente será aparcar el coche en uno de los parkings designados. Aunque hay algunos gratuitos y también podemos dejar nuestro vehículo en alguno de los pueblos, los aparcamientos más cercanos al comienzo de las sendas son de pago en temporada alta y fechas de mayor afluencia de visitantes. Eso sí, la entrada (2€ para motos, 4€ para vehículos ligeros, 6€para autocaravanas y 10€ para autobuses) incluye también el precio de la visita a la Casa del Parque, su centro de interpretación, ubicada en Ucero.

Otra opción es visitar primero este centro de interpretación y comprar allí el ticket de los parkings de Valdececa o Cueva Fría para luego ir al Cañón. Está abierta en distintos horarios dependiendo de la estación. Por lo general, permanece cerrada desde después del puente de la constitución hasta el mes de febrero, aunque en temporada alta está abierta de 10:00 a 19:00 horas. Se trata de un edificio con historia, ya que llegó a ser, entre otras cosas, molino y fábrica de chocolate. Comparte ubicación con el Aula del Río. También se ofertan distintas visitas guiadas.

Rutas

Para recorrer el Cañón siempre es recomendable llevar calzado y ropa cómoda, protección solar y una botella con agua. Tanto en los pueblos de alrededor como en la entrada sur del parque hay un gran número de establecimientos hosteleros en los que recuperar fuerzas con una buena comida. Todos los caminos están señalizados, así que no necesitarás equipo especializado para orientarte.

Es aconsejable conocer la senda completa del río, los 25km y se puede acceder a ella desde tres puntos distintos. Se puede comenzar desde la zona de Ucero (la ermita se encuentra a 1km del parking de Valdececa, aunque se puede terminar de recorrer hasta el final), desde Hontoria del Pinar o desde el Puente de los 7 Ojos, que marca justo la mitad del cañón.

Sin embargo, existen un gran número de sendas circulares. La de las Gullurías tiene 9km, aunque no llega hasta la ermita. Para visitar el monumento es necesario alargar un poco el camino, que se va hasta los 10,5km. La senda de Hontoria tiene unos 7km y la del Castillo, 6,5km. Todas son de dificultad media o baja. Además, hay varios miradores como el de la Galiana, el de Costalago, el de las Gullurías y el de la Lastrilla.

Prohibiciones y regulación

Existen una serie de normas que es importante respetar para garantizar la conservación del parque. Será necesaria una autorización para acceder a caballo por el propio cañón, aunque sí se podrá transitar por las parameras y barrancos laterales. En el caso de ir en bicicleta, solo será necesaria autorización para circular por pistas no asfaltadas y senderos en el caso de grupos superiores a 15 bicicletas. No se permite la escalada ni tampoco la pesca en el río Lobos y para visitar las cuevas y simas será necesario comunicarse con la administración del Parque, por cuestiones de seguridad. No se puede acampar, utilizar drones, hacer fuego ni circular con vehículos a motor por pistas con acceso restringido.

Distintas sendas para sumergirnos en un paisaje vivo, en el que tanto sus moradores como la erosión constante del agua convierten cada visita en única. Una experiencia que no será igual que la de quienes nos precedieron ni que la de quienes nos sucederán. Un paseo para disfrutar de la naturaleza en estado puro y dejarse envolver por la magia del Cañón del Río Lobos.