Artículo de opinión de Alejandro Ramos, profesor universitario y secretario de NNGG Soria.
El PSOE ya no es un partido socialista, ni obrero, ni español. El PSOE ya no existe. Se ha convertido en un partido radicalmente opuesto a sus orígenes. Ha dejado de ser un partido de Estado, para transformarse en un partido encabezado por un dirigente ambicioso y carente de principios, capaz de engañar a sus propios votantes, para alcanzar su objetivo: mantenerse en el poder a cualquier precio.
Un presidente que confunde el Estado con su propia persona no merece ser el presidente del gobierno, por muy legítimo y legal que haya sido su investidura. No todo vale. No se pueden cambiar sin previo aviso los principios básicos de convivencia que han traído el mayor periodo de prosperidad para nuestro país. Fuera de la ley no cabe la democracia.
En la Constitución Española se establece con claridad que España es un Estado social y democrático de derecho que se apoya sobre los principios de la libertad, la justicia y la igualdad de todos los españoles. Precisamente la aprobación de la Ley de Amnistía lo que consigue es acabar con el Estado de Derecho y eliminar definitivamente la independencia del poder judicial, para situar a nuestra democracia en el camino de una verdadera autocracia.
Por todo ello, jueces y fiscales, abogados, letrados, asociaciones de guardia civil, sindicatos policiales, economistas, inspectores de hacienda, diplomáticos, historiadores, funcionarios y un gran número de demócratas, hemos alzado la voz en contra del muro que pretende levantar Sánchez frente a quienes no pensamos como él. Está claro que el PSOE ha perdido la calle y el daño que está haciendo Sánchez a la imagen de España es irreparable.
Hoy en día, ser de izquierdas consiste básicamente en demonizar a la derecha para que no gobierne, a consta de mentir y aliarse con los enemigos de España.