Un pino natural para adornar la Navidad en cada casa: tradición ¿positiva para el monte?

No hay Navidad sin pino o abeto y, aunque cada vez más hogares optan por hacerse con uno de plástico, en Soria todavía resiste la tradición de colgar bolas, luces y espumillón sobre un árbol natural. Para conseguirlo, no es necesario desplazarse al monte con un hacha bajo el brazo y, aunque existe la opción de adquirir uno en cualquiera de los viveros de la provincia, hay varios ayuntamientos que los distribuyen entre sus vecinos de forma gratuita o con un precio mínimo.

Este es el caso del Consistorio de Covaleda. En el municipio pinariego es toda una tradición esperar hasta el día del reparto para recoger un pedacito de su monte. Sí, tienen que contener el espíritu navideño porque la entrega no se produce hasta mediados de mes, dependiendo del año. Los más impacientes piden que se adelante para poder iluminar su salón días antes, pero todo tiene una explicación y Óscar Jimeno, empleado municipal, es el encargado de ofrecérnosla.

Cómo y cuáles

Jimeno, junto con todo el equipo del Ayuntamiento, se encarga de todo el proceso, desde la selección de los pinos en el monte hasta la recogida de los ejemplares para su posterior reciclaje. Porque sí, de este gesto navideño se cuida todo, también el final de un adorno que tendrá una vida posterior “convertido en biomasa”, aclara el empleado municipal.

Todo comienza meses antes. En verano se seleccionan y marcan los ejemplares con mejores características. El trabajo se realiza “aprovechando las claras o entresacas y los que crecen en las cunetas”, así se avisa a las empresas que realizan las limpiezas en carreteras para que no los corten. “Elegimos los que se ven más bonitos y uniformes por las dos caras”, añade Jimeno. La altura también es importante, la gran mayoría alcanza el metro y medio, aunque también se marcan varios de 2 metros para “los que quieren ubicarlos en el exterior o para sitios como el centro de salud, la guardería, la sede de las amas de casa, etc.

Ya en diciembre, se espera hasta la semana posterior al puente para talar estos árboles. Para una población como la de Covaleda (1.600 vecinos aproximadamente) se cortan “entre 300 y 500 ejemplares”, dependiendo del año. Todos ellos se custodian en dependencias municipales donde esperan hasta el 15-16 de diciembre para su reparto. El día escogido, normalmente “viernes o sábado” para dar facilidades a aquellos que viven fuera, se colocan en el Mercado Antiguo para que los vecinos elijan los que más les gustan.

¿Bueno?

Pasados los Reyes, cuando se apagan las luces y los adornos regresan a los trasteros, la pena por despedir a la familia y volver a la rutina será generalizada, pero no quedará mal sabor de boca por haber empleado un pino natural. Jimeno aclara que el Ayuntamiento mantiene la tradición porque “también es bueno para el monte”. Y es que si, por ejemplo, un monte se planta con 100.000 pinos, cuando se convierten en ejemplares adultos solo quedan alrededor de 1.000. “Por una cuestión de selección natural, los más pequeños recibirían menos nutrientes y luz, y acabarían muriendo. Lo que hacemos es ayudar a los pinos con mejores cualidades a que se hagan más altos y adquieran más volumen”.