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Avistan nuevos vertidos blancos en el río Val a su paso por la provincia

Avistan nuevos vertidos blancos en el río Val a su paso por la provincia

Actualizado 18/12/2023 21:18

Integrantes de Coagret y de grupos ecologistas señalan a la depuradora que comparten Ólvega y Ágreda.

El río Val vuelve a estar en boca de todo el mundo. En los últimos días, integrantes de la Coordinadora de afectados por grandes embalses y trasvases (Coagret) han denunciado públicamente la aparición de vertidos blancos a lo largo de todo el cauce hasta el embalse del Val.

En ese sentido, estos señalan a la depuradora que comparten Ólvega y Ágreda como epicentro del problema. “Lleva varios días vertiendo algo que ha puesto todo blanco. Las piedras, las algas, todo”, indica Pedro Luis Sáinz, uno de los miembros de Coagret en la zona del Moncayo. De la misma forma, este recuerda que estos vertidos son similares en olor y en color a los que ya se vieron hace apenas un año en el mismo río.

Con todo, Sáinz recalca que “es imposible” que el cauce se recupere. Por ello, en cuanto observó lo que ocurría dio la voz de alarma a la Guardia Civil, al Seprona y a los agentes de la protección de la naturaleza.

Por otro lado, Ecologistas en Acción pretende ampliar la denuncia que ya tramitaron hace año por la situación de este río.

Comunicado completo de Coagret

Cuando el asunto de la contaminación en este punto todavía está en manos de la Fiscalía vuelven a repetirse los vertidos descontrolados. La vigilancia y responsabilidad de las administraciones está ausente o desaparecida. De nuevo es la población civil la que destapa otro atentado ambiental y ecológico.

El acuífero Moncayo-Vozmediano y el acuífero Araviana-Aranda de Moncayo describen dos acuíferos que se solapan. La extracción de sus aguas comprometen a uno y a otro acuífero. Y, por filtración, los vertidos arrojados a lo largo del tiempo a cauce público, también. Una vez en superficie las hay que vierten, se transfieren, a la demarcación del Ebro.

Recientemente el MITECO ha reconocido que el acuífero Moncayo-Vozmediano se encuentra en estado químico malo y su estado global como peor que bueno.

Hace ya más de 20 años que la CHE conoce los vertidos incontrolados en la zona de Olvega-Agreda. Especialmente vertidos industriales. Con el paso del tiempo los vertidos han dejado reflejo en el acuífero pero también en las aguas superficiales; el río Val es testigo, completamente degradado ha transportado la contaminación hasta el embalse de El Val. Las aguas que aquí llegan provienen de la Demarcación del Duero y del Ebro; se produce una transferencia entre cuencas, la receptora es la del Ebro que recibe aguas sucias, contaminadas, antes de la existencia de la EDAR de Olvega-Agreda y también después. Las quejas y denuncias han sido reconocidas y sancionadas. La eutrofización en el pantano es permanente y, pese a las intentonas de la CHE de revertir la situación, el uso del agua es de momento agrícola puesto que para consumo humano es impensable hoy, pese a que la magna inversión aprobada por la ley de la sequía en 1984 justificó la obra para asegurar los abastecimientos de las poblaciones expectantes. Además, el origen de las sustancias contaminantes induce a pensar que el acuífero y el embalse de El Val han recibido sustancias prioritarias que si bien se pueden ir acumulando en la colmatación del pantano también van a terminar en las aguas del río Queiles, en tierras de cultivo y huertos familiares. Así, la gravedad del asunto compromete la salud pública a través del agua de consumo humano y de la alimentación proveniente de la producción agrícola y ganadera.

Pero todo es susceptible de empeorar. La EDAR de Olvega-Agreda nunca ha cumplido con su función efectiva porque los volúmenes de agua que recibe son superiores a las previstas en su diseño, que estaban ajustadas a las concesiones administrativas supuestamente legales. Hoy el agua que se consume en la parte soriana del Moncayo sobrepasa todos los límites concesionales. El agua, que parece de origen desconocido, proviene de elevaciones desde cientos de pozos del acuífero, que la población general ya no esconde y que la administración sabrá si disponen de la autorización necesaria. El caso es que otras fuentes naturales o han desaparecido o disminuido su caudal, el caso más visible es el manantial del río Queiles en Vozmediano.

De las consecuencias que se derivan de la excesiva explotación del acuífero en la parte soriana se evidencia que los paganos en primera instancia somos la parte aragonesa.

Es obligado hacer mención a la crisis sanitaria que surge en 2021 en Tarazona debido al mal estado del agua potable. Durante unos días el agua del grifo porta “niveles de gérmenes elevados”, no se dieron más explicaciones por las autoridades competentes. El pasado año, en el 2022, surge otro incidente sanitario en el pantano de El Val. Los análisis detectan cianobacterias tóxicas y se restringe el baño, se desautoriza una competición de Triatlón y se suspende el riego. Y en el 2023 se produce una nueva emergencia sanitaria debido a un protozoo detectado en el agua de abastecimiento en Tarazona con consecuencias en otras localidades.

En estos días, los vertidos de esta EDAR vuelven a arrojar al río Val un líquido blanco y maloliente. Alguien no está haciendo su trabajo. La CHE dejó dicho en el expediente de una posible ampliación de la depuradora que, con mayor vigilancia sobre los vertidos de las empresas y de las responsabilidades municipales, la EDAR estaba funcionando bien, demostrando así la innecesaria ampliación. Pero sigue sin reconocer los consumos y concesiones excedidas como objeto para reducir la carga residual de agua bruta en la entrada de la EDAR; verdadero origen del problema.

Si se amplía la depuradora aumentarán los consumos y las extracciones subterráneas y por ende se intensificarán los vertidos. Si permitimos como normal la situación asumimos el riesgo de beber algo que no es agua y disfrutamos de un embalse de residuos tóxicos.

El problema ya hace días que llegó al Parlamento Europeo. Se buscan soluciones y se plantea el desmantelamiento de la presa de El Val.

Y ahora ¿qué hacemos? ¿Nos cruzamos de brazos?

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