Javier Jiménez Rubio, lotero de la administración número 1 de Soria en el Collado, nos explica un trabajo de todo el año para “el día de más ilusión”. Venden más de 2,5M€ para este sorteo y trabajan en él desde febrero.
Aunque la llegada de los turrones a los supermercados y los encendidos de las luces cada año son antes, el comienzo de la Navidad sigue marcado para muchos en una fecha concreta; el 22 de diciembre. Ese día es cuando la ilusión se desborda y recorre todos los rincones de España y, muy especialmente, los de Soria. El soniquete de los niños de San Ildefonso es la banda sonora en la provincia que más gasta (o invierte) en Lotería de Navidad.
Pero para que esas 4-5 horas de nervios, sueños y, por qué no decirlo, desencantos sean posibles es necesario, además de rascarse el bolsillo, el trabajo de muchos otros durante meses. “Para la gente es ilusión y tradición, pero para nosotros es una locura”, cuenta Javier Jiménez Rubio, lotero de la administración número 1 de Soria en el Collado. Con 5 sorteos ya a sus espaldas, conoce bien un proceso que “dura todo el año”.
En enero se analizan resultados, los números se piden en febrero, se reciben y se sellan los boletos en junio y se empieza a vender en julio. Este año ellos comenzaron la tarea el martes a Escuela (comienzos de julio) y tienen asignados más de 2,5 millones de euros para vender. Son, junto con la 6 (calle Claustrilla) y la 2 (junto a la plaza Mayor), la administración que más vende de la provincia.
Suena a mucho, pero las 7 administraciones de la capital y la de Camaretas rondan todas los 2 millones de euros vendidos para este sorteo. Con esos datos se entiende que para 2023 Loterías y Apuestas del Estado haya consignado a la provincia más de 24 millones de euros. Esto supone 276€ por habitante, el doble que la media regional (113€) y cuatro veces más que la media nacional (71€). El año pasado cada soriano gastó, de media, 245€ en este sorteo, aunque Jiménez nos cuenta que tiene un par de clientes que para el sorteo del 22 de diciembre llevaran “fácil 20.000€”. “Y no te puedo decir nombres porque uno de ellos es conocido”, redobla la apuesta.
Le preguntamos cómo vive él el día 22 y nos reconoce que es “uno de los días más bonitos del año” y eso que todavía no ha tenido la fortuna de dar ningún gran premio en este sorteo. La mañana es “tranquila” porque la gente está pendiente de los niños de San Ildefonso, pero la tarde se vuelve “criminal” y es que, aunque no se suele poder hacer hasta las 6 o 6 y media, desde las 5 de la tarde, hay gente dispuesta a cobrar sus premios.
Y después, sin tiempo para tranquilizarse, viene El Niño. “Tú vives de estos dos sorteos, el resto del año ayuda a pagar las facturas, pero el grueso del negocio son esos días”, nos cuenta. Sobre la diferencia entre ambos, señala que en contra de lo que suele creerse “en el niño tienes más opciones de que te toque, pero los premios son la mitad que en Navidad”. Otro punto a tener en cuenta es que “el número de series para la Lotería del Niño es muy reducido” pues se pasa de 185 a solo 55 por número (este año se han aumentado 5 en cada sorteo).
Para el Sorteo de la Lotería de Navidad, cada administración recibe los números de sus abonados de todo el año (bien el número completo o bien varias series) para que la gente pueda no solo jugarlo sino también compartir su número de todo el año en un sorteo tan especial. La administración puede solicitar algún número concreto, aunque el grueso son asignados de manera automática y aleatoria.
La venta también es diversa. Pueblos y negocios, en especial bares, venden décimos al igual que todo el año, algunos incluso venden las 185 series competas. Otro pellizco importante son los número de asociaciones, clubs, peñas… y el resto se vende en ventanilla. La tradición de las papeletas con donativos, tan populares en Soria, es “un factor más” en esta ecuación, aunque para la administración “en muchos casos es más un inconveniente que una solución”. Pero Jiménez sabe el papel que juega la lotería en las cuentas de muchas asociaciones y el impulso social y económico que genera por lo que “es un esfuerzo extra que se hace con gusto”.
Por una administración situada en la calle de El Collado, la arteria principal de Soria, pasan muchos autóctonos, pero también muchos turistas que quieren su décimo. Como observador, Jiménez nos cuenta que este agosto ha habido “muchísima gente de fuera” en espacial, vacos y catalanes, aunque este año ha destacado por el gran número de andaluces que ha venido a la provincia. Y muchos de ellos, se unen a la ilusión de un día en el que desemboca el trabajo de todo un año.